Archivo de la categoría: Estudiantes

Estudiantes y profesores: juntos pero no revueltos, por Ricardo Briceño

Las protestas de los profesores se hicieron sentir a principios de abril, o al menos así lo recuerdo. Los estudiantes, preocupados por la continuidad de su semestre y en solidaridad con los docentes, decidieron apoyar la causa. A medida que el conflicto se alargaba, los jóvenes cobraban consciencia y aprovechaban la ocasión para hacer reclamos propios que habían callado hasta el momento. Hoy día, los dos grupos tienen exigencias distintas.

Hay quienes afirman, sobre todo del lado de los profesores, que la diferencia entre las demandas hace necesario que las luchas se hagan por separado. No obstante, el hecho de que las reivindicaciones sean disímiles no las hace mutuamente excluyentes, más bien, a mi parecer, estas son complementarias, ya que juntas encarnan una sola petición: la de condiciones que permitan a la universidad seguir funcionando, y ello es deseable para ambos grupos. Aunado con esto, debo decir que representa una ventaja para cada quien (excepto para el ministerio) que los miembros de la comunidad universitaria protesten unidos, porque así todos los reclamos tienen mayor contundencia.

Por otro lado, he oído de parte de estudiantes que la solidaridad con los profesores debería limitarse a una ligera palmadita en la espalda, puesto que en otros escenarios las peticiones de los jóvenes se han quedado sin el apoyo de los docentes. Sin embargo, desde donde yo lo veo, esto no es un tema de solidaridad sino de interés. Así es, a los estudiantes les interesa (o debería interesar) que los profesores reciban su aumento.

En primer lugar, porque creo que todos quieren ver clases con normalidad, y más paros hacen difícil ese objetivo. En segundo lugar, porque tengo la impresión de que a todos les gustaría tener más y mejores docentes para cada materia, lo cual no es posible cuando los concursos quedan desiertos porque nadie quiere dedicarse a enseñar en una universidad con un sueldo de miseria, y las contrataciones se hacen con un carácter de emergencia. También, importa recibir contenidos actualizados, en Comunicación Social son constantes las quejas sobre las materias de Audiovisuales porque pocas veces lo enseñado allí se corresponde con la realidad de los medios de comunicación, ¿pero qué productor bueno y contemporáneo va a querer dar clases en la UCV con esa paga? ¿Qué incentivo tienen los profesores para actualizar los contenidos que imparten?, ¿y qué medios? Ni ellos, ni la Universidad pueden dedicarse a esta tarea cuando están atrapados en la inmediatez solventando las carencias más elementales.  

Lo mismo aplica para los planes de estudio, varios son ya de vieja data y requieren de una reestructuración, ¿pero se puede pensar en un nuevo pénsum cuando la prioridad es sobrevivir con la quincena o buscar otra forma de ingreso? Para mí, este tipo de proyectos se llevan a cabo con docentes dedicados a la Universidad, y la situación es que, debido a la crisis, no son muchos. Esto último hace mella en la generación de relevo de los profesores, ya que son cada vez más los que renuncian en busca de mejores oportunidades de trabajo y menos los que desean hacer vida en la casa de estudio, lo cual, tiene como consecuencia una menor oferta de horarios y materias electivas y obligatorias que perjudica la calidad de la educación que reciben los estudiantes.

De esta manera propongo reflexionar sobre las bases de esta protesta. Los estudiantes deben ver el tema de los sueldos como asunto de interés y no de altruismo, mientras que los profesores deben dejar de considerar la multiplicidad de intereses como una barrera y admitir los beneficios de tener más voces que pueden difundir sus mensajes. A fin de cuentas las demandas de unos y otros se traducen en exigir las condiciones necesarias para hacer vida en la Casa de Estudio a la que pertenecen, por lo tanto, estudiantes y profesores pueden hacer sus respectivas exigencias y luchar juntos por la Universidad.

Ricardo Briceño 

Estudiante dile «NO» al semestre chucuto, por Helen Nakary

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Me vi en la necesidad de escribir un post sobre la caótica situación en la que está sumergida mi UCV. Recientemente se hicieron votaciones para ver si se iba o no al paro indefinido, en la casa que vence las sombras ganó el «NO». Las consecuencias de eso es que aún el conflicto no está resuelto y además continuan los paros escalonados. Les recuerdo que a todos les deben un aumento de sueldo.

¿Qué me molesta de todo eso? La actitud de algunos estudiantes. Les expongo mi caso, mi carrera no fue  100% ejemplar, tuve profesores piratas, porque sí los hay y también tengo la suficiente madurez para asumir que en su momento también me tome todo a la ligera. Me entró la crisis de no saber si quería continuar pero eso ya es harina de otro costal.

Como reza el dicho: «Ponte en los zapatos del otro». Me da tristeza ver que estudiantes digan que no les importa la lucha que los profesores en estos momentos están llevando a cabo, porque eso lo que ha hecho es joderles el semestre. Pregunto: ¿Acaso esa lucha es porque un día despertaron y les provocó «joder» el semestre? ¡NO! Vean cuánto gana un profesor universitario:

La lucha de ellos es justa y necesaria, porque creo que en estos momentos no es suficiente con trabajar por amor al arte. Hay estudiantes que dicen: La mayoría de los profesores de la Central no dependen sólo de ese sueldo….Aquí el problema va más allá de si el profesor depende o no de ese sueldo, sea como sea, ellos están en todo su derecho de exigir un aumento.

Si en estos momentos estuviera cursando materias, me opondría totalmente a la reprogramación del semestre que está planteada. Estudiantes no alimenten la mediocridad, deben decirle «NO» al semestre chucuto. Les digo algo por empezar de nuevo un semestre no se va a acabar el mundo, entiendo que algunos tienen planes de llegar al Aula Magna antes que otros, pero es momento de pensar por todos. ¿De qué les sirve apegarse a una reprogramación que NO sirve? El conflicto no está resuelto y mientras no se resuelva, todas las reprogramaciones serán inútiles.

Es hora de dejar a un lado el egoísmo y el individualismo, cuando eso ocurra nuestra casa de estudio tendrá más luces y menos sombras.

Helen Nakary

Estudiante de Comunicación Social

El patrimonio, poema de Juan Briceño Pitt

El patrimonio

Imagen de un poema escrito por Juan Briceño Pitt, estudiante, y colgado en la cartelera del primer piso del edificio de la Escuela de Comunicación Social.

Transcripción:

«Se nos cae el patrimonio
penetran las sombras
por los muros desconchados
estudiamos en la penumbra
y nos sentimos iluminados.

Nos invade el gris de la obediencia,
se corroe el tinte de esos colores autónomos
Nos escondemos para hablar de rebeldía
y pedimos permiso para protestar.
No obstante, lo peor es
como esto se volvió rutina
y que la casa en ruinas
forme un pensamiento en ruinas.

¿Y los estudiantes?
En algún lugar de La Mancha…
Más se ha protestado la ley seca
que el paro universitario.
Más se ha hablado de Rosita
que del paro universitario.
Y mientras somos tan sumisos
Nos derrumban el patrimonio.»

Juan Briceño Pitt

Lunes 20/05/2013

Ser UCVISTA va más allá de ir a clases, por Génesis Méndez

Quien crea que ser UCEVISTA se trata nada más de ir a un salón de clase, está bien pelado, porque la UCV no solo se vive dentro de un salón de clases. La UCV se vive en Tierra de Nadie, en la Biblioteca Central, en Plaza Cubierta, en los pasillos, en el comedor.  Y, cuando la situación lo amerita, en la calle

Para mí, está bien claro que si la universidad está en crisis, yo me voy a meter en donde sea que pueda aportar un diminuto grano de arena. Como pueda, no voy a dejar que se venga abajo el lugar que no solo me forma profesionalmente, sino también como individuo.

Incluso, cuando presente la prueba interna, hace tres años, estaba consciente de lo que significaba ser ucevista. Estaba consciente de que no siempre todo sería bonito, sino que tendría sus momentos difíciles. A pesar de todo, eso no importó. Ni por todas las comodidades que se me ofreciesen para ir a una universidad privada, cambiaria la experiencia de la UCV.

Como todos, tengo mis propias responsabilidades. También trabajo, además de estudiar. Aún así, hace años que yo siento a la UCV como algo muy mío. Lo que pasa allí, me lo tomo personal. Por eso, sea lo que sea, no puedo simplemente desentenderme del asunto. Me vibra la sangre cada vez que veo otro síntoma de que la universidad se nos cae. Necesito hacer algo.

Por eso, si no hay clases, no hay clases, pero igual voy y participo en lo que haya que participar. El tiempo de todos nosotros vale oro. No obstante, la Universidad Central de Venezuela, vale mucho, mucho más que eso.  La UCV debe ser un ideal que perdure con el tiempo.

Y, para que ese ideal perdure, se necesita que todas las partes estén bien. Profesores, estudiantes y trabajadores.

Si los profesores no tienen con qué comer, hay que alzar la voz.

Si a un estudiante a duras penas le pueden ofrecer un comedor de dudosa calidad y una beca de solo 400bs, hay que alzar la voz.

A pesar de todo, aún en esta situación, nunca he sentido que voy a la UCV a perder mi tiempo. Son un sinfín las oportunidades que se me ofrecen en esa casa y quiero que siga así ¿Cómo podría dejarla sola? Si hay paro, pero ganas de hacer algo por ella, yo iré.

Finalmente, a todos esos estudiantes apáticos, los invito a darse por una vuelta por Plaza Cubierta y preguntarse de dónde salieron todas las obras que allí están. Los invito a investigar a fondo todo lo que diariamente se hace en la central. Se sorprenderán de descubrir numerosos foros, debates, cursos, actividades y demás. Sin contar con la variopinta multitud que allí hace su día a día.

Génesis Méndez

Estudiante del sexto semestre de Comunicación Social

Yo también soy profesor, por John Lindarte

Yo también soy profesor, por John Lindarte

Caricatura realizada por el estudiante de sexto semestre, John Lindarte.

Menos mal no estudio ahí, por Albemary Aponte

Que pena que alguien diga «quería estudiar en la UCV pero ahora digo menos mal no estudio ahí . Que pena por la persona, por supuesto. Seguramente me duele porque se están metiendo con la que ha sido mi Casa estos tres años, aunque está claro que cuando surge algún conflicto universitario, la UCV siempre ha sido la señalada. Pero el asunto es más grave. El conflicto esta vez no es nada más en mi casa, amig@, es en la ULA, UPEL, LUZ, UC, UDO, USB, UNEXPO: ¡es la Universidad Venezolana!

Está en juego la educación de calidad a la que tenemos derecho, está en juego la dignidad de los profesores que imparten sus conocimientos, su tiempo, su esfuerzo, que no es, en lo más mínimo, proporcional a los sueldos que ganan. Es en este punto donde me pregunto: ¿para que me “jorobo” 5 años para sacar mi título? (más el posgrado, más el doctorado, etc) si un cajero de supermercado puede ganar más que yo sin todo ese tiempo dedicado a la universidad. No tengo nada contra ellos, porque todo trabajo es digno, pero es impresionante, desesperante y en cierto modo frustrante, pensar que mis profesores, dignos de admiración, con ese pocotón de conocimientos que han adquirido en todos sus años de carrera, tengan que bandearse con hasta 3 trabajos más para poder sobrevivir.

Ellos, desde que entré en 2010, me han enseñado que el amor a tu trabajo te puede llevar a seguir adelante, pero ¿Qué pasa cuando la realidad del país está en contra del amor, la motivación y la determinación? ¿Qué pasa cuando, das das das, y no recibes? Es triste esa, y otras preguntas y frases que nos pueda llegar a la cabeza cuando pensamos en el conflicto por el que atravesamos.

Siempre dije que ellos continuaban con sus labores (desde hace cinco años) “por el amor al arte”, pero la verdad es que con el amor no se come. Me bastaron dos semanas para dejar mi egoísmo a un lado, para que me dejara de importar terminar mi carrera en los 5 años correspondientes, darme cuenta de que esto estaba verdaderamente grave y que los profesores, además del personal administrativo y obrero, necesitan de nuestro apoyo. Si bien, eso afecta los planes de vida en la universidad que muchos tenemos, esta es nuestra realidad y hay que hacerle frente. Es  justo y necesario solidarizarnos con los gremios afectados, además de recordar que, indirectamente, los estudiantes también figuramos allí.

Si mis profesores “subsidiaron” mi educación los 3 años que he estado aquí, lo mínimo que puedo hacer para recompensar eso es unirme a su lucha, esperando que, más temprano que tarde, el asunto se solucione y la situación vire a su favor.

Albermary Aponte Torreyes

Estudiante del 6to semestre de Comunicación Social UCV

PD: A la amiga que agradece no haber quedado en la Universidad Central de Venezuela: no sabes, entre muchas otras cosas, el orgullo que se siente estudiar en la 1era universidad del país. Esa que ha pasado por varias situaciones difíciles, pero que las ha superado, y ha demostrado que ante las adversidades, se crece. Esta vez no será distinto. Es una lástima que no puedas ser parte de esto y saber lo que significa en la formación personal y profesional de una persona.

La rabia no tiene nombre, por Isabel Perdomo

Buenas noches,

Escribí esto para desahogarme por Facebook, la verdad es que no pensé que tanta gente le daría «like» o que mis amigos me instaran a compartirlo con uds (es más no sé si uds lo verán como un aporte). Si estas palabras de «liberación» son incorporadas en su iniciativa, aunque comparadas con otras la veo un poco escueta, estaré muy agradecida.
 
No tiene título porque creo que la rabia que me da esta situación no tiene nombre.

Con respecto al paro y la UCV:
Me disculpan si peco de apática, y es que si bien durante los semestres regulares ocupo mi tiempo y esfuerzo en ser productiva durante los 4 meses que vemos clases (con esto me refiero a: asistir siempre, a tiempo, hacer trabajos, ir a la biblioteca, hacer entrevistas y estar con mis amigos) , la gente no puede esperar a que yo disponga esa misma cantidad de horas en ir a mirarnos las caras si estamos de paro.
Apoyo 100% la causa profesoral, incluso estoy de acuerdo en medidas como el indefinido si eso es lo que va a sacar a la UCV, como total, de abajo. Cuando me quejo, me quejo por la incertidumbre, lo hago porque yo NO quiero tomarme el paro como vacaciones, y si ahora me hallo en ese estado es porque no puedo disponer de tiempo para ser productiva.
Yo no trabajo tiempo completo o incluso medio tiempo y me dedico a hacer cosas a destajo porque en mi casa me recuerdan, como siempre lo han hecho, que mi deber es estudiar, no poner pan en la mesa. Pero si no estoy estudiando y no estoy trabajando, NO ESTOY SIENDO PRODUCTIVA.
Me imagino que no seré el único caso, quizás ni siquiera el peor, pero en mi casa el presupuesto está no sólo limitado, está ahorcado, porque mi mamá, la mujer más valiente que conozco, se está encargando de que el tumor que le fue extirpado en noviembre no regrese.
 
Los tratamientos no son baratos, la quimio y la radio no cuestan un ojo, cuestan todos los órganos a precio de mercado negro, y aunque no es mi deber pagar, me sentiría culpable si no ayudara por lo menos en las cosas que son sólo para mí.
Me rehúso a asistir a la UCV para hacer NADA. Prefiero adquirir experiencia laboral que irme a contar las teselas del pasillo del comedor. No sé si esto me hace egoísta y la peor calaña de ucvista, pero el ocio continuo no atrae a la cultura, pero es la miel de los ignorantes y la ignorancia, es la peor sombra que puede caer sobre nuestra casa.
 
Isabel Perdomo
Sexto semestre, Comunicación Social – UCV

Más voces, más soluciones, por Neyda Urbáez

Soy estudiante de 6to semestre y, en el tiempo en el cual he estado en la escuela de Comunicación Social, he intentado sacarle el mayor provecho a las posibilidades que, académicamente, obtengo de la UCV. Lamentablemente, esas posibilidades se ven mermadas cuando, semestre a semestre, nos enteramos de noticias como: “fulano renunció… ya no le alcanza”.

Sin lugar a dudas, la calidad de la educación que recibimos en la ECS va decreciendo día a día respondiendo a varios aspectos, como, por ejemplo, una demanda estudiantil en aumento vs. una plantilla de profesoral que cada vez se hace más pequeña. Por otro lado, como bien lo han mencionado varios profesores en sus comunicaciones, muchas personas se ven obligadas a tomar múltiples trabajos, a “matar tigres”, para poder completar un salario que medianamente alcance a cubrir sus necesidades.

Éste es, a grandes rasgos, el panorama por el cual atravesamos (sí… todos), actualmente. Pienso, y espero no equivocarme, que quienes en algún momento ingresamos a la Universidad Central de Venezuela lo hicimos con miras a recibir educación de calidad, a capacitarnos de la mejor forma posible. En este mismo orden de ideas, pienso que los profesores que decidieron darnos clases también lo hicieron por las mismas razones.

Me sorprendo entonces al ver dos caras de un mismo escenario: por un lado, profesores que, habiendo perdido un número considerable de clases, asignan evaluaciones, trabajos, exposiciones… reparten contenido, “y que uno resuelva”, y por el otro, alumnos que aceptan esta situación, sin entender que ellos son los primeros que se van a ver perjudicados. Esto, gente, es algo inadmisible en una escuela cuyas materias responden a un régimen completamente presencial (si todos podemos aprender por libros, entonces ¿para qué ir?) y que no imparte cursos de verano porque (apartando el conocido problema de costos) se consideró que los cursos intensivos no aportaban tiempo suficiente para un aprendizaje apropiado.

Entiendo, por una parte, la posición de los tesistas: haber pasado tus 5 años en la escuela, estar a punto de salir, y que te digan “hay paro… tendrás que esperar más tiempo”, es algo que debe desilusionar, y mucho, pero lo que también hay que comprender es que ésta no es una lucha exclusiva de los profesores, sino de todos aquellos que apoyamos el principio de que “no se es profesional sólo porque se tiene un título en la mano”, y no lo digo exclusivamente por quienes están por salir, sino también por los que venimos detrás.

En otros asuntos, tengo que manifestar mi molestia con las autoridades, que no se han manifestado seriamente con respecto a esta problemática, con los profesores, que en muchos casos pareciesen no entender que esta es una protesta por todos (pero, sobre todo, por ellos) y prefieren mantenerse desligados o “indecisos” acerca de su posición con respecto al paro, y supongo que con nosotros mismos que, como estudiantes, no hemos ejercido presión para exigir medidas y decisiones SERIAS Y DEFINITIVAS por parte de ninguno de los dos.

No puede ser que luego de haber perdido tantas semanas de clase, y con un conflicto que aún no muestra solución, se “cuele” en las redes sociales una reprogramación académica (supuestamente propuesta por el decano) que plantea que “el 12 de julio terminamos semestre”. Eso, ¿qué significaría? ¿Significa que todos los días perdidos de clase no van a servir de nada porque se va a descartar la protesta? ¿Significa que el desánimo, ampliamente expresado y esparcido entre el estudiantado (y me atrevería a decir que entre los docentes), va a ser en vano?

Si lo que se decide en la asamblea es que, de no conseguirse respuesta, hay paro indefinido, lo apoyo, porque entiendo que la protesta es por una razón más que justa, pero espero que, así como los estudiantes entendemos esta situación, CADA UNO de los miembros de los gremios entienda que nosotros, estudiantes, estamos sacrificando tiempo, y que eso hay que respetarlo. Por tanto, la protesta tiene que ser una protesta SERIA y ACTIVA (como leí por ahí: “protesta no son vacaciones”… ni de alumnos, ni de profesores, ni de empleados de ningún tipo), pacífica, pero constante y organizada.

Lo único que me queda por decir es que, como yo lo hice, como algunos compañeros y profesores lo han hecho, es necesario que alcemos nuestras voces, que nos expresemos, porque es la única manera de propulsar una protesta que realmente sea “de todos”. Mientras más voces seamos, mientras más involucrados estemos, podremos aportar más y mejores ideas para buscar soluciones efectivas a un conflicto que nos afecta a todos.

Neyda Urbáez

PARO UNIVERSITARIO, TUITEAN LOS ESTUDIANTES

Incertidumbre, indignación, impotencia, tristeza, son algunos de los sentimientos que se reflejan en las líneas de tiempo de las redes sociales de los estudiantes de la ECS-UCV frente a la crisis que vivimos. Desde dispositivos electrónicos envían mensajes y comienzan retumbar las voces estudiantiles preocupadas por el destino de la Universidad.

Acá algunos tweets de alumnos de la Escuela de Comunicación Social UCV:

Luisa Salomón  @LuuSalomon:

“Paro indefinido = miedo indefinido”

Pedro de Mendoca  @PedroDeMendoca:

“= Bachilleres forever RT: @LuuSalomon Paro indefinido = miedo indefinido”

Milangela Balza  @MilangelaBalza:

“¿Por qué hay profesores que se suman al paro y otros no? ¿Por qué hay escuelas que siguen funcionando con normalidad y otras no?”

Iván Ernesto Reyes  @IvanEReyes:

“Y si reprogramas pero sigues ganando lo mismo ¿Por qué te paraste?”

Jorge Agobian  @JorgeAgobian:

“Recibes 1 correo de tu profesor donde te dice q hoy se define si el semestre continúa o no. Entonces cancelas todas tus entrevistas… Además d eso, dices «A la mier… no me preocupo por nada» y te pones a ver tv indefinidamente. Me declaro en paro indefinido”

“La universidad poco a poco se va convirtiendo en un parque de recreación”

Marielisa Martínez  @ayMarielisa:

“Reprogramación semestral: yo no aprendo media mierda y profes, obreros y administrativos siguen ganando la misma miseria”

Constanza Cedeno  @ConstanzaCedeno:

“No hay clases, ni hoy, ni mañana, y capaz tampoco el jueves”

Lo que necesito es trabajar y salir de mi casa”

Camila Lessire  @CamilaLessire:

“Si me infarto la culpa la tiene la incertidumbre que vivo todos los días en la universidad. #HeDicho

Sarai Coscojuela ‏ @SaraCosco:

@Voces_ParoUCV una locura (reprogramación semestral), el conflicto de las #UniVe no ha terminado!”

Fernando Archila  @ArchilaF:

“Me parece una falta de respeto esa propuesta (reprogramación semestral)”

Se parte de las Voces del Paro, cuéntanos tu opinión y escribe a vocesdelparoucv@gmail.com o @Voces_ParoUCV.

En búsqueda del orgullo UCVista, por Anabell Mora

                Desde que ingresé a la escuela, probablemente he sido una de las personas más desapegadas de toda la comunidad. No por “apática” como se tiende a caracterizar a quienes de alguna manera u otra no hacemos vida dinámica en la escuela; sino especialmente por mis demás obligaciones laborales y extracurriculares. En mi mente: “La universidad, la escuela, está bien.  A pesar de sus problemas, hay otros espacios que necesitan con mayor urgencia de mí”. Hoy, una poderosa conjunción de elementos y una evolución acelerada de la problemática a través del tiempo, ha hecho que eso sea distinto. Para mí, la UCV es como el Estado y muy a lo “Maquiavelo”, debe permanecer, prevalecer por sobre todas las cosas,  y aunque la complejidad de la situación alarme el “espíritu UCVista” defiende y vence.

                Tuve el privilegio de ingresar a “La Casa que vence las sobras” en 2008, y junto con mi ingreso, llegó la consolidación de un sentimiento de pertenencia y orgullo, gestado en una familia donde cuatro de sus cinco miembros, SON UCVistas.  Por tanto, las historias de paros, huelgas, reclamos, acciones de calle y demás son bien conocidas, incluso algunas las he ansiado, pues son parte de esa idiosincrasia universitaria única y propia de la UCV, que nos distingue de cualquier otra universidad, o de cualquier otro estudiante, en el país.

                Hoy, ver amenazada la existencia de la universidad, me indigna, me perturba. Ver como día a día, personas que han colaborado en mi formación profesional, personas que por el “sencillo” hecho de compartir su experiencia y conocimientos deben ser estimados, pierden valor y en varios momentos, su dignidad profesional (e incluso personal), es definitivamente un exabrupto y muestra cómo la sociedad venezolana, en general, tiene las prioridades totalmente al revés.

                En mi mundo, donde he mezclado el ámbito económico (mi primera carrera) y la comunicación social, he visto como la competencia fiera ha hecho que “enseñar” se haga cada vez más extraño y los “maestros” cada vez más escasos, hace que me anime a decirle a mis estimados profesores: ¡Los apoyo!, cuenten con mis ideas, mis palabras y especialmente mis acciones para solventar esta deplorable situación, donde inclusive nosotros sus alumnos, los hemos llevado.

                Es tiempo de debatir eficazmente para obtener soluciones estructurales y no “trapitos de agua tibia”, asumiendo la responsabilidad que todos tenemos, sin hacer caso omiso a cualquier tipo de irregularidades y fomentando la participación de todos los entes que de alguna u otra manera inciden en nuestra casa de estudios: Estado, autoridades universitarias, personal obrero y administrativo, profesores, representantes estudiantiles y por supuesto, los estudiantes.

                Aplaudo la iniciativa de realizar este blog, de dejar que muchos expresemos los sentimientos que nos invaden al vivir una situación como esta; no obstante que estas iniciativas no queden solo en letras y signos de puntuación. Vamos a permitirnos ser UCVistas, vamos a quitarnos el miedo de a alzar la voz todo lo que sea necesario, y honremos realmente ese espacio donde, mucho o poco, día a día vivimos la aventura de hacernos profesionales comunicadores, e igualmente honremos a esas personas que invierten su tiempo esperanzados en crear generaciones mejores.

Anabell N. Mora A.

Estudiante de Economía (5to Semestre) y Comunicación Social (6to Semestre) UCV