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VIDEO – Yo lucho, por los estudiantes de la UCLA

Vídeo realizado por los estudiantes de Ciencias de la Salud de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado de Barquisimeto, Lara.

En el, explican que significa para ellos la lucha y crisis universitaria de Venezuela.

17 de julio de 2013

VÍDEO – Cátedra en crisis: Entrevista a Carlos Villarino

Entrevista realizada a Carlos Villarino, profesor de la escuela de Comunicación Social UCV, acerca de la autonomía universitaria dentro del actual conflicto.

“La revista OJO me abre un espacio para hablar sobre cuál es la universidad por la que estoy luchando”.

Realizada, editada y publicada el 19 de julio de 2013 por la revista OJO.

Indignación, por Jacobo Villalobos

(A propósito de la arremetida a los estudiantes en la protesta del 11 de julio de 2013)

Si, los motorizados abusadores que nos hostigan, en mayor o menor medida, cada que salimos a la calle a luchar por nuestros derechos, son más que un simple incordio. Y hoy nos dieron un exuberante y brutal espectáculo donde los funcionarios que, supuestamente, deberían de protegernos tomaron el papel de espectadores. Una suerte de hechos ilógicos, impensables y que, sin embargo, ocurrieron como bien lo sabemos (algunos).
La molestia es general. Pero son los pusilánimes de las universidades que permiten que eso pase, mientras se enorgullecen de «vencer las sombras» por medio de Twitter; que utilizan la frase «soy UCVista/USBista…» o «soy luchador» como colutorio pues no son acreedores de epítetos de tan noble jaez; éstas personas que cuando todo acabe (no gracias a ustedes, por cierto) se beneficiarán de los que nos quemamos las caras, nos sudamos la universidad, nos resteamos por el futuro (no solo nuestro), y que, seguramente, nunca nos darán las gracias, son, en resumidas cuentas, los que más molestia me procuran: un híbrido entre la indignación, la frustración y una rabia tan grande que podría llamarse «arrechera».
No es tanto Calzadilla, Nicolás y el Sr. Guaraira los peores males de la universidad, como si lo es la apatía supina que hoy llena los pasillo que ausentes se encuentran.
                                                     Jacobo Villalobos
                                                                                            Com. Social UCV

VÍDEO – Arremetida a los estudiantes en la autopista Francisco Fajardo

Vídeo filmado el 11 de julio de 2013 en la protesta de la autopista Francisco Fajardo de los estudiantes universitarios.

Voz del autor en su pagina:

«La protesta universitaria por las reivindicaciones estudiantiles tomaría la Autopista Francisco Fajardo de Caracas. La convocatoria era el 11 a las 11 en Plaza Venezuela. De la plaza, se trasladaron a la autopista a la altura del Puente Salvador Allende. No habían terminado de extender las pancartas cuando llegaron los colectivos».

La Universidad necesita tu apoyo, por la Delegación ECS-UCV

Vídeo realizado el 4 de julio de 2013 por el Comité de conflicto de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela.

¡Voces activas, paro activo!

@ECSPresente

La abolición de la universidad pública autónoma, por Humberto García Larralde

El presente conflicto universitario es distinto a los anteriores. Si bien presenta reclamos similares de parte de profesores, empleados y estudiantes –sueldos bajísimos, insuficiencia presupuestaria, dotación insuficiente de servicios, violación del régimen autonómico- se distingue por poner a descubierto de manera clara e irrefutable que el verdadero propósito de la contraparte oficial es la liquidación de la universidad autónoma. La bajísima remuneración de profesores, empleados y obreros, así como la ridícula asignación para becas estudiantiles, aglutinan la atención principal del conflicto en los actuales momentos, pero la ofensiva contra estas universidades no se para ahí.

Los universitarios exigíamos un 100% de incremento retroactivo al comienzo de 2013 como base para negociar ajustes futuros. En el caso de los profesores éstos deberían ser conforme a lo dispuesta en las Normas de Homologación vigentes. La oferta de aumento escalonado es, por tanto, una burla, pues para cuando termine de ejecutarse ya la inflación se habrá comido la mayor parte. Para mayor provocación, el ministro se niega a reunirse con la Federación de Asociaciones de Profesores universitarios de Venezuela (FAPUV), con más de 40.000 afiliados, para negociar una supuesta Convención Colectiva Única con una federación fantasma que no representa a nadie. Más aun, se intenta meter de contrabando en ese adefesio de contratación, normas que confiscan atribuciones de los Consejos Universitarios en materia de ingreso y ascenso de profesores y empleados, así como otras potestades administrativas que les consagra la Constitución y la Ley de Universidades, y para imponer el “socialismo” como norte de los procesos de transformación universitaria. La negativa a atender las justas aspiraciones salariales de los universitarios y la pretensión de controlar sus carreras buscan quebrarle el espinazo al recurso más preciado de estas instituciones, su talento, para acabar con su resistencia a los designios totalitarios del oficialismo, de una vez por todas.

Luego está la asfixia presupuestaria progresiva que, cual tragavenado, va privando a la institución de su aliento vital al negarle las partidas para reponer los cargos de los que se jubilan; los recursos para la compra de equipos e insumos y para mantener adecuadamente la infraestructura existente; la dotación de divisas para enviar becarios al extranjero, asistir a simposios y congresos académicos internacionales para estar al día con los avances del conocimiento; y las providencias para sostener satisfactoriamente los servicios de apoyo estudiantil. El Gobierno busca forzosamente convertir a las universidades autónomas en una especie de gran liceo que forme el personal técnico que requiere los planes oficiales, dedicados al cómo resolver lo que el gobierno decide, pero negándoles la potestad de indagar sobre el que y el por qué de ellolabor cardinal en la prosecución del saber. A pesar de que seguirían en pie los edificios, progresivamente deteriorados, y profesores mal pagados continuarían dictando clase, cada vez con mayor desgano, esto ya no podría llamarse Universidad.

En tercer lugar, se arremete contra las universidades con una batería de artificios jurídicos y leguleyos que socavan la autonomía universitaria y obligan a éstas a adoptar decisiones que desnaturalizan su propósito, para ponerlas a disposición de los dictados de la secta política actualmente en el poder. Es el caso de la primitiva y retrógrada Ley Orgánica de Educación, instrumento legal que en vez de plantear cómo enfrentar los desafíos de la sociedad del conocimiento, reivindica “saberes ancestrales” para enfrentarla. El artículo 34 de esta ley pretende que las universidades autónomas se hagan un hara-kiri y acuerden un reglamento electoral para que voten profesores, empleados, estudiantes y egresados con el mismo peso, una persona un voto. Con ello se desconoce el fin académico de este proceso electoral y la ponderación que en él deben tener profesores y estudiantes; pone en manos de los egresados, los que ya no hacen vida en la universidad, la decisión sobre quienes deben ocupar sus cargos de dirección. Con base en este exabrupto, el TSJ ha impedido la realización de las elecciones que, por ley, deben realizarse en cada universidad autónoma para reponer sus autoridades, alegando que éstas deben hacerse conforme a lo dispuesto en el mencionado artículo 34. Luego, con el mayor cinismo y desfachatez, acusan al equipo directivo de “querer perpetuarse en el cargo” (¡!)  Adicionalmente, están las medidas cautelares que suspenden la colocación de puertas para resguardar el recinto universitario de la UCV contra la acción de bandas delincuenciales dedicadas a destruir sus instalaciones y atemorizar a la comunidad, y que revierten procesos de sanción reglamentaria al más conspicuo de estos facinerosos, Kevin Ávila.

En cuarto lugar se ampara y se le da beligerancia a estas hordas fascistas para que, armadas y validas de bombas lacrimógenas, agredan a estudiantes y profesores, incendien vehículos y destruyan obras de arte y estructuras universitarias. Son 61 agresiones de este tipo denunciadas por las autoridades de la UCV ante el CICPC y la policía en los últimos 5 años, con apoyo de videos y testimonios de testigos, que siguen impunes. Estos fascii di combattimento promueven el terror para atemorizar y desmoralizar a los universitarios, y destruir su disposición y valentía de hacerle frente a la violencia sólo con las armas de la razón. El mundo al revés, pues. El propio Kevin Ávila fue transmutado de malandro en héroe por el mismísimo presidente Chávez, quien le alzó la mano en un acto público como “ejemplo de lucha revolucionaria” (¡!). Éste mismo delincuente, luego de agredir salvajemente a estudiantes y a un profesor de la Escuela de Estudios Políticos de la UCV el pasado miércoles 12 de junio, es recibido por sus partidarios en la Asamblea Nacional para denostar contra esta Casa de Estudios. ¡Y todavía quieren hacernos creer que los oficialistas no respaldan la violencia y las acciones vandálicas contra la institución!

Por si faltara algo en este arsenal de destrucción, se criminaliza a la protesta desde los más altos cargos del Gobierno. El ministro Rodríguez Torres, de Interior y Justicia, tuvo el tupé de acusar a los estudiantes de “acciones desestabilizadoras promovidas por la extrema derecha” (¡!), para convalidar la represión en su contra, como la de la Guardia Nacional en Lara. Peor aun, quien se ganó limpiamente el apodo de “Mentira Fresca” en las pasadas elecciones y que hoy ocupa ilegítimamente la Presidencia, ese mismo que se ufanaba de reuniones de trabajo con un presidente que estaba más allá que de acá y quien “le había estrechado vigorosamente la mano”, el mismo que se la pasa inventando conspiraciones en su contra sin presentar la más mínima prueba, este señor con credibilidad en el subsuelo tiene la desvergüenza de acusar a la Rectora de la UCV de mentir con relación a la insuficiencia presupuestaria (¡!). Haciendo gala de la técnicaGoebbeliana de repetir hasta el cansancio una falsedad hasta convertirla en “verdad”, invoca la manida falta de transparencia de la UCV en el manejo de sus recursos, siendo que es la institución más auditada por los poderes públicos que se haya conocido en Venezuela.

El oficialismo no acepta la existencia de instituciones que por su prestigio, servicios a la nación, conocimientos, ascendencia intelectual y ética bien ganada, y defensa inquebrantable de la pluralidad del pensamiento, constituyen el baluarte más eficaz contra sus pretensiones de imponer un régimen totalitario. El fascismo no tolera la conciencia crítica e independiente, pues anula sus propósitos por afianzar un pensamiento único que legitime, a través de la manipulación maniquea de símbolos caros a la nación, su perpetuación en el poder. Requiere blindarse con mitos que alienten pasiones ancestrales que activen el nosotros contra los enemigos –ellos-, los que piensan diferente y no aceptan que se les coarte su libertad. En dos platos, el fascismo se nutre de la ignorancia, del oscurantismo sectario, de visiones estrechas y distorsionadas de la realidad. De ahí que sean las universidades autónomas el mayor obstáculo para sus ansias de poder. De ahí la ridícula aseveración de que quienes buscan el saber en un ambiente de contrastación de ideas, donde se alienta a la pluralidad y se autogobierna democráticamente, representa la “extrema derecha” (¡!). De ahí la necesidad de injuriar a quienes ocupan posiciones de liderazgo en la institución, en primer lugar a la rectora García-Arocha, profesora íntegra y universitaria a carta cabal, como al equipo que la acompaña, y alentar la barbarie: ésta no puede imponerse sin rebajar la civilidad, la dignidad, el respeto, la decencia y la cultura de respeto en democracia.

Pero se equivocan. Los valores de la libertad, del progreso, del ejercicio creativo del pensamiento, del respeto por el Estado de Derecho, más temprano que tarde se impondrán a las fuerzas de la ignorancia, la arbitrariedad y el atraso. Ahí están los valerosos estudiantes, haciendo uso de una movilización creativa para defender su futuro y el del país, y arriesgando incluso su salud en huelgas de hambre para que el gobierno entienda lo que está en juego. Sabrá la universidad autónoma, en nombre de estos valores, hacer suya la fuerza de la dignidad y del coraje esgrimida por el rector Miguel de Unamuno en su respuesta a la barbarie militar del General falangista Millán Astray, quien irrumpió en el claustro de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936 en plena Guerra Civil española gritando “¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!:

Este es templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. (…) Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y el derecho en la lucha”.

La diferencia está en que, en la Venezuela actual, no vencerán.

Humberto García Larralde

Economista y Profesor de la UCV

U-U-UC ¿Ves?, por Reygar Bernal

Hoy, 20 de junio de 2013, se cumplen apenas dos semanas desde que los profesores de la Universidad Central de Venezuela decidimos en una segunda consulta organizada por la APUCV sumarnos al paro convocado por nuestro gremio oficial, la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela, FAPUV. Parece increíble que sólo hayan transcurrido dos semanas de paro con tantas cosas que han ocurrido en tan poco tiempo: decenas de movilizaciones y concentraciones masivas de estudiantes y profesores; decenas de clases magistrales en calles, plazas y bulevares de todo el país; decenas de asambleas generales, de profesores, de estudiantes y de empleados; creación de varios comités de conflicto para coordinar las actividades de protesta; visitas a varias embajadas; huelgas de hambre; apoyo a nuestros representantes gremiales ante los tribunales; conciertos, conferencias, conversatorios, charlas, recitales de poesía, teatro, volanteos, semaforazos, metrazos, pancartazos, trancazos, limpieza de vidrios, videos, documentos, trinos, correos electrónicos, una intervención plástica con libros, una marcha de 400 Kms por la dignidad universitaria y un muy largo etcétera.

Sin duda son muchas actividades que han implicado la movilización de toda la comunidad universitaria. ¿Y qué hemos logrado hasta ahora? Para comenzar, hemos hecho que el Ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria, Pedro Calzadilla, se quite el disfraz de Poncio Pilato que le hizo decir hace muchísimo tiempo (tres semanas) que a su parecer no existía ninguna crisis universitaria, y que si queríamos un aumento, debíamos ir al Ministerio de Trabajo. Hemos logrado que en su teatro del absurdo llamado “mesas de trabajo” pasen de discutir dádivas periféricas e insignificantes como juguetes navideños y útiles escolares para niños (¿qué tan “beneficiosos” pueden ser estos beneficios para un cuerpo docente conformado por un número importante de jubilados?) a hacer una oferta apresurada, engañosa y caza-bobos de aumento salarial, hecha por el mismo ministro que semanas antes nos había remitido al Ministerio del Trabajo. Nos hemos apropiado de las redes sociales con correos electrónicos, fotos, videos, artículos, comentarios, rimas y consignas alusivas al conflicto universitario. También hemos logrado, a punta de insistencia, presencia, originalidad y terquedad, que los medios de comunicación tradicionales —prensa, radio y televisión— privados y oficiales dediquen espacio y tiempo al conflicto universitario, aunque en muchos casos sea para descalificarlo y satanizarlo (ya lo decía Oscar Wilde, “sólo hay algo en el mundo que puede ser peor que estar en boca de los demás, y es el no estar en boca de nadie”).

Han sido dos semanas muy intensas y agotadoras, pero de ninguna manera deben ser vistas como el final de la lucha. Digo esto porque si bien es cierto que en estas dos semanas de radicalización del conflicto hemos sido capaces de demostrar lo que significa realmente el aparente oxímoron de “paro activo” con tantas manifestaciones creativas y pacíficas, también es cierto que comienza a hacerse demasiado evidente un desgaste creciente en la comunidad universitaria que debe seguir realizando dichas manifestaciones. Para muestra un botón: el lunes 10 de junio, primer lunes de paro, yo logré reunir a un buen número de estudiantes en mi clase de las 8:00 am, la cual dedicamos a discutir en inglés el panorama y las consecuencias del paro. Tan grata fue la experiencia que los convoqué nuevamente para el lunes siguiente, de manera que no se abandonaran las aulas de clase ni los espacios de debate entre profesores y alumnos. Después de dicha clase los profesores de la Escuela de Idiomas Modernos tuvimos una reunión general muy concurrida y emotiva, en la cual se creó el Comité de conflicto que coordinaría las actividades que surgieran en el seno de la comunidad eimista. Los estudiantes, por su parte, también realizaron una asamblea general ese mismo lunes, igualmente concurrida y llena del entusiasmo y la energía que caracteriza a nuestros estudiantes. Creo que no exagero al decir que el espíritu debe haber sido el mismo en el resto de las escuelas de la UCV. Ese primer lunes de paro indefinido prometía grandes cosas. ¿Qué pasó el lunes siguiente, 17 de junio? La misma clase de las 8:00 am, convocada para la Plaza Cubierta del Rectorado con el fin de participar en una intervención plástica que implicaba la donación e intercambio de libros, sólo contó con la asistencia de cuatro estudiantes. Podría pensarse que el ejemplo no representa necesariamente lo que está ocurriendo con la comunidad universitaria en general,  pero eso no calmaría la sensación de que, efectivamente, estamos ante un rápido y preocupante desgaste de la participación activa en la lucha.

Parte de la responsabilidad podría atribuirse a las posturas ambiguas de las autoridades universitarias a todo nivel. Desde el Consejo Universitario hasta las Direcciones de Escuela, las autoridades han insistido en decir que ellos respetan a los profesores que se suman al paro, pero que también deben respetar la decisión de los profesores que deciden dar clases. Esto es comprensible, sobre todo dentro del ambiente de pluralidad de ideas que caracteriza a las universidades autónomas. Nadie podría cuestionar una postura institucional como la descrita, siempre y cuando se insistiera en el hecho de que no se debía tomar asistencia ni realizar evaluaciones mientras persistiera el conflicto, ya que sería injusto raspar por inasistencia o dejar fuera de dichas evaluaciones a muchos estudiantes inscritos en los cursos que sí “verían clases”, pero que habían tomado la libre decisión de apoyar a los docentes en paro, defender la autonomía de su universidad y solicitar, entre otras cosas, presupuesto justo, dotaciones de insumos y reivindicaciones estudiantiles.

No obstante, cuando en el Consejo Universitario del 12 de junio se acordó de manera muy confusa “suspender las evaluaciones durante el conflicto, salvo en aquellas asignaturas y modalidades curriculares, donde existan las condiciones y el consenso necesario (entre profesores y estudiantes) para realizarlas, en beneficio de la ejecución académica”, sólo logró privilegiar a una de las partes que dice representar en detrimento de la otra. ¿Acaso no pensaron que esto era lo que necesitaban los profesores que seguían dando clases para terminar sus semestres y años académicos con “el consenso necesario” e irse de vacaciones como si no estuviera pasando nada, y todos vivieron felices para siempre? ¿Acaso no pensaron que los alumnos de los profesores que decidimos sumarnos al paro, al ver que con nosotros no podían lograr el dichoso “consenso necesario” nos tildarían de desconsiderados, egoístas, saboteadores, politiqueros y golpistas, permitiendo así que las acusaciones infundadas del gobierno hacia nosotros penetraran la unidad lograda entre los miembros de la comunidad universitaria que estamos participando en la lucha por las universidades que ellos dicen representar como máximas autoridades?

¿Acaso se han convertido nuestras autoridades en una suerte de caballo de Troya que desde dentro le hace el juego al gobierno, indolente ante la causa universitaria?

Como quiera que sea el asunto, el desgaste comienza a percibirse cada vez más en las actividades de calle, y ya debe faltar poco para que las fisuras comiencen a ceder y se rompa la costosa unidad que hemos logrado con los estudiantes (con los obreros y empleados la perdimos incluso antes de tenerla, simplemente por no comprender algo que siempre se decía en las asambleas: hay que establecer alianzas intergremiales antes de que intervenga el gobierno y nos divida). Ilustremos esto con otro buen ejemplo: Ayer miércoles, 19 de junio, llegaba a Caracas la marcha de los 400 Kms por la dignidad universitaria, que era una de las demostraciones más contundentes de la creatividad y el civismo que caracteriza a la comunidad universitaria venezolana.

Los profesores, estudiantes y empleados que partieron desde la UCLA en Barquisimeto y emprendieron una larga caminata para entregar varios comunicados en Caracas debían ser recibidos como héroes por el sacrificio que hacían en nombre de todas las universidades, las públicas y las privadas, las autónomas y las arrodilladas, no era sólo en nombre de la UCLA. Sin embargo, ¿cuál fue el triste recibimiento que se les dio? La violencia de los grupos de choque del gobierno y la desvalorización de su hazaña (pueden comprobarlo con sólo ver la primera página de El Nacional: mientras un gran titular ilustrado con la foto de un autobús en llamas dentro de la UCV anuncia que “20 encapuchados quemaron el Rectorado”, subordinado a este se encuentra una foto más pequeña de los universitarios bajando Tazón y un titular aún más pequeño que dice “Marcha de la dignidad caminó 400 kilómetros”). Y así, una minoría violenta y muy ruidosa logró imponerse sobre varias decenas de personas que marchaban y celebraban pacíficamente y con mucha alegría la hazaña de quienes caminaron durante diez días sin representar una amenaza para el gobierno ni para sus seguidores.

Es triste reconocerlo, pero el protagonismo del día de ayer no fue nuestro, sino de la minoría violenta, pues logró que hoy no se hablara tanto de quienes caminaron en paz, sino de quienes quemaron y dispararon en una guerra muy personal. Se habló de eso, y también de las tristes declaraciones del ministro del poder popular para relaciones interiores, justicia y “paz”, Rodríguez Torres, quien acusó a los estudiantes que marcharon en paz y sin capuchas de la violencia encapuchada que, sin duda, surgió del propio seno del gobierno, producto de su frustración ante tanta creatividad cívica y pacífica que es incapaz de lograr, por mucho amor que se esfuerce en profesar a través de su goebbeliana maquinaría de propaganda política.

¿Cómo reaccionaron los estudiantes que están luchando junto a nosotros por una universidad autónoma y de excelencia para asumir también un claro protagonismo el día de ayer? Trancaron la Francisco Fajardo esa misma tarde, sin miedo, en una clara demostración de poder que mantuvo a raya a las autoridades del orden público e incluso a los 20 violentos que, como buenos cobardes que son, después de haber tirado la piedra, escondieron la mano y se largaron, seguramente a celebrar su insignificante fechoría.

En lugar de sentirse amedrentados con la quema de dos autobuses propiedad de las diezmadas universidades autónomas y la destrucción de obras de arte de un patrimonio mundial de la humanidad, el día de hoy los estudiantes se congregaron en la Plaza Brión de Chacaito, hicieron teatro de calle y mantuvieron a raya a los grupos políticos que siempre desean capitalizar las causas ajenas a su favor (de cara a las próximas elecciones). Hoy nuevamente trancaron calles, mostraron pancartas, gritaron consignas, se mojaron bajo un prolongado aguacero, pero no se dispersaron, sino que por el contrario se desplazaron en metro hasta Parque Carabobo y, a pesar de la operación morrocoy aplicada por los trabajadores gobierneros del subterráneo, lograron reagruparse en la Avenida Universidad para nuevamente marchar juntos con energía y alegría hasta la sede del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y “Paz” en la Avenida Urdaneta, nuevamente trancando calles y amargándoles la tarde a un grupo de funcionarios públicos indiferentes que esperaban poder salir tranquilos a sus casas sin tener que lidiar con el problema universitario, que hasta el día de hoy se había ubicado muy lejos de sus cómodas y onerosas vidas, detrás de las murallas medievales de un campus que, esperaban, se hubiese quemado con sus autobuses desde adentro, como la Troya de Homero.

Ahora me permito hacerles la pregunta que me llevó a escribir estas líneas, ¿en qué momento la lucha universitaria dejó de ser de toda su comunidad, dejó de ser de los profesores y pasó a ser sólo de los estudiantes? Si bien es cierto que la convocatoria de hoy no fue algo planificado con antelación por los estudiantes, sino más bien el producto de su explosiva espontaneidad, también es cierto que estuvieron en Chacaito desde las diez de la mañana hasta mediodía, y que después estuvieron en la Avenida Urdaneta desde la 1:00 pm hasta avanzada la tarde. La numerosa congregación estudiantil incluía estudiantes de la Universidad Simón Bolívar, La UPEL y la UCV, de la cual quiero destacar la representación importante que tenía la Escuela de Idiomas Modernos. Aún así, sólo vi a seis profesores de la escuela (no puedo dar fe de la presencia de profesores de otras escuelas, facultades o universidades, disculpen). El problema de fondo no es ese, no queremos comenzar una cacería de brujas que sólo lograría debilitar aún más la unidad que debemos mantener ante la inminencia de un conflicto largo que se verá interrumpido por las vacaciones. El problema es ¿hasta qué punto podremos preservar el apoyo de los estudiantes a nuestra causa si nosotros somos incapaces de apoyarlos a ellos en las suyas?

Los estudiantes marcharon hoy porque fueron acusados injustamente de la violencia de ayer, llevada a cabo por un grupúsculo violento para sabotear una actividad cuyo protagonismo habría sido dado más a los profesores que a ellos. Marcharon hoy con éxito y sin violencia, la calle fue incuestionablemente de ellos prácticamente todo el día, y la gran mayoría de nosotros no estaba allí para apoyarlos.

¿Qué ocurriría si mañana, cuando los profesores estamos llamando a acompañar al tribunal a los representantes de la APUCV, no se presentaran los estudiantes? Sin duda, en un acto de estudiantes, poco se nota la ausencia de profesores, pero un acto de profesores sin estudiantes es como hablarle a los amigos invisibles de Úslar Pietri. No es tiempo de alimentar rencores que sólo conducirían a una mayor división y, en consecuencia, a la derrota en este juego de desgaste en el que hemos decidido entrar libremente. Estoy seguro de que muchos de nosotros estaríamos contentos con ese aumento pírrico decretado por el ministro para intentar quebrar nuestra lucha, incluso a sabiendas de que no llega a ninguna parte y significa el sacrificio de la universidad como la conocemos hasta ahora; estoy muy seguro de que muchos de nosotros preferiríamos estar dando clases y culminando nuestro año académico para irnos de vacaciones sin cosas pendientes; pero lamentablemente ya nos montamos en este barco y lo importante ahora es mantenerlo a flote o nos hundimos todos.

Mi invitación es a la reflexión: toda la comunidad universitaria comenzó unida en esto, así que debemos seguir unidos en esto. Han pasado tan sólo dos semanas desde que comenzó el paro, así que no deberíamos dejarnos vencer por el desgaste o la comodidad. Entiendo que muchos de nosotros podemos participar activamente en la lucha haciendo uso de otras estrategias, como las redes sociales, los medios de comunicación, las aulas de clase, etc. Todo eso está muy bien: no tenemos que participar en todas las actividades de todos los días, ahí sí que el desgaste acabaría con nosotros en una semana. Tan sólo les pido que reflexionen sobre la siguiente pregunta: ¿qué estoy haciendo yo para que este conflicto se solucione con éxito y lo más pronto posible, con mínimas consecuencias sobre la propia comunidad universitaria que decidió embarcarse en este paro por considerarlo el último recurso de presión ante un gobierno indolente y un ministro que, aunque historiador, desconoce por completo el rol histórico de las universidades venezolanas en la formación de la sociedad que tenemos hoy y, por ende, desconoce su propia condición de profesional al desconocer a la institución que lo formó?

Van apenas dos semanas de paro. Hemos estado muy activos en este tiempo y hemos logrado muchas cosas, pero ninguna de ellas corresponde aún al pliego de peticiones que haría que este paro terminara. El camino es largo y no tiene retorno.

Finalmente, aunque corra el riesgo de ser acusado de recibir financiamiento de la CIA o de la Embajada de Estados Unidos, cierro estas reflexiones con una famosa frase atribuida a Benjamín Franklin, pronunciada el día en que se firmaba la declaración de independencia estadounidense: “We must all hang together, or assuredly we shall all hang separately”.

Reygar Bernal

Profesor instructor tiempo completo

Escuela de Idiomas Modernos

Facultad de Humanidades y Educación

Universidad Central de Venezuela

Devoran a la UniVe, por Ingrid Arzolay

La escuela debe formar seres humanos más libres.

Fernando Savater

            La situación de las universidades venezolanas me recuerda el mito de Prometeo; esta frustración, desolación, ira y dolor debe ser muy parecido a lo que sintió el Titán griego. Su dolor físico al ser castigado por Zeus en el mito debe parecerse a lo que sentimos a diario todos los miembros de la comunidad universitaria autónoma nacional. Cada mañana un águila gigante arranca nuestro hígado; y cada noche urdimos nuevas ideas para hacerles llegar a la sociedad venezolana un mensaje: “¡Se mueren las universidades y con ella nuestra sociedad se quedará huérfana de sentido común, de lógica, de cultura y del libre pensamiento!”

La educación superior venezolana es devorada cada día, es castigada curiosamente por un delito muy parecido al que cometió Prometeo; brindarle el fuego al hombre y con él la capacidad de no doblegarse ante el enorme poder y capricho del Rey de los Dioses Zeus. Su pecado, parecido al de la Unive, fue brindarle a la humanidad las herramientas para ser libre, justa, sana, crítica, llena de seres civilizados. En palabras de Savater: “El primer objetivo de la escuela  es la fabricación de ese ser humano igualitario, racional, capaz de participar de forma crítica en  una sociedad democrática,  ciudadano de un mundo en el que las fronteras van a significar cada vez menos.”

¿Qué es lo importante?

Dentro de todo este desastre que vive la #UniVe, ¿Qué es lo importante? El sueldo de los profesores, la falta de transporte, las becas de 400 Bs o el bajo  presupuesto para la investigación académica en todas las áreas. ¿Eso es para TI importante querida Venezuela? No, y te comprendo.

Entiendo perfectamente que sea ajeno a tus prioridades la situación de las universidades; quizás más cercano a tus prioridades sea mencionarte que el futuro médico, que posiblemente atienda a tus hijos, a tu padre -incluso a ti misma cuando ya  seas abuela- está estudiando en este momento sin practicas porque el presupuesto universitario no alcanza para la conservación de los cadáveres que necesita.

Quizás si sea para ti significativo que nos graduamos con las uñas en todas las carreras y luego nos unimos a una sociedad que aún hoy espera que tengamos respuesta a sus necesidades legales, medicinales, informáticas y económicas. Esas mentes que hoy se forman comen galleta y atún en el comedor y luego van a las aulas de clases a recibir información de profesores con la cabeza llena de preocupaciones porque tienen hijos que mantener y una vida digna que vivir. Una vida que se merecen, sin excusas; simplemente se la merecen porque son profesionales y tienen derecho a vivir en función a su esfuerzo.

El caos que vivimos exige más que palabras de comprensión, exige que la sociedad se aboque a entender la razón de que “EL estudiante arrecho reclame sus derechos”. No cerramos avenidas y te incomodamos mi querida #Venezuela porque nos guste. Reclamamos derechos que son nuestro y es necesario que recordemos que existen. Ya es suficiente de tanto silencio y de calarnos callados que nos griten: “Hijos de papi”.

¡Somos hijos de venezolanos!

¿La universidad pública tiene a los niños ricos en ella? ¿Cuántos son? En esas aulas estudian chicos que dependen del comedor universitario para comer, muchachos que no pueden pagar nada más que el transporte universitario para poder llegar a sus aulas. Ciertamente forman parte de esta comunidad los que si nacieron en una posición más acomodada, producto del trabajo de sus padres; y curiosamente ellos prefieren estudiar en la Central que en la UCAB. –Allá tendrían menos problemas de los que tenemos en la UCV.- Pero la “igualdad” demanda que todos tenemos los mismos derechos. Todos los venezolanos tenemos los mismos derechos, indiferentemente de si nacimos con más o con menos oro en los bolsillos, el petróleo es de todos mi Venezuela.

Te recuerdo que al asumir control total del petróleo el “Estado” Venezolano, se comprometió a administrar el ingreso económico para invertirlo en los diferentes servicios a la orden del pueblo venezolano; es decir, de todo aquel que en este suelo tricolor nazca e incluso se nacionalice. La educación autónoma no es un regalo, es un derecho que debe ser bien pagado por el buen dinero petrolero del que aún gozamos.

La universidad cumple, cumple con las uñas, con profesores que pagan ellos mismos los marcadores para dar clase. La universidad cumple y da más de lo que posiblemente podamos devolverle. Nos brinda profesores grandiosos, arrogantes, pasionales, esperanzados, soñadores, sobrevivientes, disciplinados y estrictos; son tantos, tan diferentes, con tanta pasión y conocimiento. A ellos mi respeto, admiración y comprensión. A ellos les debemos que el conocimiento venezolano se conserve a través de los años y llegue a la mente de los pequeños –y no tan pequeños- que están en las escuelas. ¿Quién educará a tus hijos #Venezuela, si ellos renuncian?

Son ciertas las palabras de una profesora que decía: “ustedes están de paso, pero nosotros somos como el mobiliario. Aquí nos quedamos por años” Ellos allí se quedan recibiendo y soportando los embistes dantescos de un gobierno que le importa poco eso llamado “educación”. Esa cosita pues, que a nadie debe importar o influir, porque finalmente: ¿Para qué carajo un pueblo necesita educación?

¿Para qué la educación?

La ecuación es sencilla: Pueblo + educación = pueblo crítico y pensador. Lo contrario; es decir, la ecuación generada por la crisis en la #Unive es: Pueblo + #UNIVE en Crisis= Pueblo dominable (y abominable también, permítanme decirles).

No es la primera vez que la universidad está en crisis; incluso hubo un año por allá en “los 40 años” que fue cerrada; esto no es nuevo y por ello mayor aún debe ser la indignación. Mayor debe ser la determinación a defender el núcleo del saber de una nación, tú mi #Venezuela.

El argumento mediante el cual se justifican los problemas del presente por un pasado igual de ignominioso, es una burda escusa. Basta de justificar el presente terrible que vive la universidad porque en un pasado lejano o cercano no se han tomado las medidas necesarias. No se laven las manos, ni la cara; luego de que se chupen la pepa de un mango porque cuando vuelvan a comer se la van a ensuciar otra vez. Y me disculpan el tono soez, pero estoy cansada, molesta y aún así en la #LuchaUniVe.

Me niego a formar parte de una sociedad que no defiende lo que es de ella y me niego que el pueblo, el bravo pueblo de Bolívar, la Caracas que el ejemplo dio. Se quede arrodillada ante una situación tan denigrante. Y es que #Venezuela te has preguntado, qué pasaría contigo si la matricula de estudiantes que se forman para letrados, geógrafos, historiadores, ingenieros y demás, simplemente dejan de pensar y aprender lo respectivo a sus profesiones. Es que ya no es suficiente la violencia y la desvalorización que aqueja a nuestra sociedad.

Plácido Domingo, dijo en algún momento de su vida: “En la mayoría de los países no interesa educar al pueblo, porque cuando aprende a leer se interesa por los problemas y pide cuentas; los analfabetos no dicen nada.” ¿Qué más ha de pasar?

En tus manos tus derechos, en tus manos están las casas de estudios con más prestigio en nuestra historia patria. En tus manos está tu futuro.

Ingrid Arzolay

Licenciada en Letras y estudiante de Comunicación Social UCV

De paseo por la UCV, por Juan Carlos Rosillo

           Poco entro al Facebook, pero hoy quiero llamar la atención sobre la situación de las universidades públicas en el país. Estudié en el Liceo Andrés Bello y luego en la UCV, y como he repetido un millón de veces: allí conviví con todo tipo de gente. En mis recuerdos hay conversaciones con izquierdistas, derechistas, personas brillantes y uno que otro estúpido. Observé gente que quería ayudar y otros que perseguían su beneficio personal. Aprendí la importancia de tolerar el pensamiento diverso si quería vivir sanamente. Comprobé que la amistad existe a pesar de los egoísmos. 

            Quienes me conocen saben que soy bastante tolerante (a decir verdad me paso) aunque ponga cara de pocos amigos, a veces solo para protegerme y porque me la vivo metido en mis pensamientos locos. 

            El punto es, independientemente de la postura política o visión del mundo de quienes lean esto, que el conflicto de las universidades públicas no es un asunto solamente de mejoras salariales. Se trata de un valor fundamental y desde el cual se puede transformar lo que sea necesario en su estructura: la autonomía. La Universidad no se puede atar a un proyecto político, por mejor intencionado que éste pueda ser, ni a las pretensiones del gobierno de turno, por más simpático o popular que sea.

            No soy autoridad, ni dirigente gremial. Jamás he lanzado una piedra (porque soy culilluísimo). Ni siquiera he concursado aunque tengo 4 años ya dando clases. Mi sueldo en la UCV da pena. Aún así trato de formar a mis alumnos con los valores en los que creo. He tenido estudiantes chavistas y de la oposición, creo que podrán criticar lo que quieran menos mi respeto por sus posturas y convicciones. 

            En fin, nadie medianamente racional me va a tachar de agente del imperio o de ñángara. Soy un tipo normal que asume el rol de docente como vivió la etapa de estudiante: con humildad y con ganas de seguir aprendiendo. 

            Ayer martes estuve caminando por la UCV, luego fui a la Biblioteca Central para leer un material del doctorado. Vi a los obreros limpiando los pasillos del Aula Magna, entré a la sala de Ciencias Sociales (creo que es la dos, nunca lo recuerdo) y miré desde el balcón nuestro cerro Ávila. 

            Lamenté muchísimo no poderles explicar a quienes hoy quieren destruir la autonomía, que la mejor barrera contra las pretensiones totalitarias, de cualquier bando, es la diversidad de ideas que conviven en la Universidad. 

            Tengo el presentimiento de que, como dice la canción de Soda Stereo «cuando pase el temblor», muchos de los verdugos vendrán a pedir que los universitarios garanticen sus derechos. Los gobiernos pasan, los odios también. Las instituciones quedan.

Juan Carlos Rosillo Viera

Profesor de la escuela de Comunicación Social 

ONE CHOT a los estudiantes universitarios

El cantante One Chot aporta un mensaje en vídeo para la Comunidad Universitaria y los invita a seguir en la lucha y defender la universidad: