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EN TORNO A LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA, ensayo publicado en la revista Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo (2009)

Texto rescatado y publicado en el blog de Miguel Patacón (http://miguelpataconuc.blogspot.com/) el viernes 19 de julio de 2013:
Este texto que presento a consideración de los lectores es parte de un ensayo publicado en Revista Ciencias de la Educación Universidad de Carabobo, Año 2009. Nro 33. El contenido del mismo referido a la autonomía universitaria, lo traemos en este momento histórico en plena conciencia de su vigencia en este tiempo donde se debate la defensa de la autonomía universitaria ante la amenaza de su eliminación de parte del gobierno nacional, a través de su operador político el Ministerio de Educación Universitaria-MEU como política de estado para la supresión de la autonomía universitaria como forma de expresión última de libertad.
 EN TORNO A LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
       La aproximación descriptiva en torno a la autonomía universitaria, es establecer que esta no es el resultado de una determinada coyuntura histórica, ni tiene nada que ver con la “crisis social, política y económica” producto de los cambios suscitados al interior del estado venezolano, como lo han querido hacer ver algunos teóricos, entre ellos Lanz  (2007), quien en conferencia dictada en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo en el mes de marzo de dos mil siete, en el marco del Primer Curso Postdoctoral Sobre el “Socialismo del Siglo XXI”, haciendo un esfuerzo por justificar la formación del sujeto al interior de esta opción teórico-metodológica por demás sui géneris, parte a mi juicio equivocadamente, de la muerte de la ciencia, del valor de la nada, de moverse dentro de la incertidumbre y, además utiliza una argumentación sorprendente: sobreponer el discurso del socialismo como hecho político.
  Sabemos que el concepto de autonomía admite grados diversos de análisis y aplicaciones como por ejemplo, la libertad de cátedra e incluso la libertad plena para la elaboración de diversos dispositivos regulatorios y normas de la vida universitaria. Es más, la autonomía incluye mecanismos muy propios de estas instituciones o dicho de otra manera, por el privilegio que le da el estado como derecho constitucional: Nombramiento de profesores, ascensos, elecciones internas, distribución presupuestaria y medidas directas e indirectas de gestión, gerencia y administración.
   Como hemos aseverado anteriormente, la universidad autónoma venezolana, toca en gran medida lo atinente a presupuesto y, en menor grado lo estrictamente académico, elemento epistémico que se estima tiene su justificación en el porcentaje asignado para el desarrollo de la investigación y, producción intelectual, a pesar de esto la universidad no ha dejado a un lado su misión más íntima como es la formación de un sujeto con características propias de ciudadanía con estructura académica y ética consustanciado con los problemas del tejido societal. Es poco lo que las universidades autónomas venezolanas han podido hacer en lo relativo a su burocracia interna, haciendo muy compleja a este tipo de instituciones, transformándose en entes gigantescos que vieron aumentar de manera indiscriminada sus nóminas; al tiempo de desarrollar políticas estructurales para la inclusión estudiantil, en respuesta al crecimiento demográfico ocurrido a raíz de la demanda de estudiantes provenientes de distintos sectores y lugares de la sociedad venezolana. Sin embargo, tal crecimiento no ocurrió a la par con la modernización de su estructura vertical, con un fuerte impacto napoleónico, que debió haber permitido una administración más acorde con las exigencias sociales.
        Ningún sistema político ha podido ni podrá eliminar del todo la autonomía universitaria, muy a pesar de los gobiernos autoritarios, estos han tenido que admitir alguna autonomía  y tolerar cuotas políticas, muy por encima de lo que estos regímenes están dispuestos a permitir, motivados a las luchas de quienes integran la comunidad universitaria y tienen por convicción teórica una visión contraria al espíritu intervencionista del poder central hacia la universidad autónoma y democrática. Es por ello que en los gobiernos democráticos, con el reconocimiento de la autonomía universitaria, va ligada inexorablemente la realidad académica de la libertad de cátedra, porque es ésta la que permite que los profesores y estudiantes alcancen la plenitud de sus funciones por cuanto la libertad científica no se agota en el aspecto individual como derecho del profesor y del estudiante de rechazar toda injerencia externa, sino que tiene igualmente una dimensión institucional: la necesidad de que la propia estructura del establecimiento científico haga posible tales injerencias. Éste es pues, el verdadero fundamento de la autonomía universitaria.
      Se pudiera pensar en el fortalecimiento académico de las universidades autónomas, que están en el deber de reflexionar frente a los veloces cambios originados en los escenarios mundiales, expresados en grandes contradicciones: la democratización de la educación, la inclusión social, la equidad y la municipalización de la educación descritos por la UNESCO desde 1995 como problemas fundamentales a resolver por las universidades autónomas. Aquí están expresados los retos de las universidades autónomas, asumiendo su descripción en términos de dos aristas: la primera está referida a la relación de la libertad del sujeto comoser social y como sujeto único desde la perspectiva antropológica y legal; la segunda está referida a varios momentos histórico-político demostrativo de manera fehaciente de cómo la autonomía universitaria ha sido objeto de impacto por los distintos regímenes por potenciar en ella una forma libre de expresión, generando en la mayoría de los casos contradicciones expresadas en la praxis política, mediante diferentes modos de pensamiento y de compromiso ideológico de estos sistemas y gobiernos.
 Es evidente que las dos aristas anteriormente señaladas requieren de un acucioso trabajo de investigación y de reflexión, en virtud a que la primera arista, es decir, la asociada a libertad y autonomía, también requiere necesariamente incluir otra categoría, como es la democracia sin obviar algunos elementos jurídico-políticos inscritos en los tratados regulatorios anteriormente citados. Desde la orientación jurídico-política, tiene como motivación directa  los fines políticos que la Constitución Nacional trata de alcanzar en la presunción de establecer líneas generales para la creación de un sujeto nuevo, y la adquisición del mismo de características concretas fundamentadas en su formación dentro de un modelo político que se ha venido denominando “Socialismo del Siglo XXI”. Todo lo anterior nos conduce a pensar en la regla de las mayorías y su justificación como el mejor medio disponible en garantía de una legislación justa y efectiva. Lo anterior se nota compatible con la libertad, incluso libertad que va más allá de lo jurídico-político; pudiéramos estar hablando hasta de una libertad metafísica. En las reflexiones anteriores podemos observar cómo la libertad posee en su pensamiento y acción, un contenido extremadamente importante de autonomía: El ser del sujeto es naturalmente libre y consecuencialmente autónomo. Referencias a esta afirmación se reflejan consuetudinariamente en escritos de profundo contenido religioso:la Biblia es uno de los más representativo y en escritos jurídicos-políticos, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, reflejados en las doctrinas donde se garantiza la libertad y la autonomía del sujeto como valor humano fundamental que lo define como ser persona.
Libertad y autonomía ¿Principios básicos de la justicia?
 La libertad y la autonomía son parte fundamental del principio de las mayorías, pues permiten los procedimientos satisfactorios para que se cumplan las condiciones básicas de la justicia. En el caso abordado las condiciones son: libertad política, libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de tomar decisiones en eventos públicos, de influir por medios constitucionales en el curso de la legislación y la garantía del justo valor de estas libertades. Cuando desaparece esta base no se satisface el primer principio de la justicia. No se requiere de un esfuerzo intelectual para predecir que en lo atinente a la autonomía universitaria; donde el gobierno, en el ejercicio de una función centralista intentará  hacer de la autonomía y obviamente de las instituciones universitarias,  los medios para la consecución de sus fines últimos, lo cual no es otra cosa que la imposición de un pensamiento contradictorio a la esencia y al espíritu universitario.
 La universidad por sus propias características, se define como una institución que permite la conjugación de valores universales, además de definirse en la producción de conocimientos y saberes universales, por lo que pensar en una universidad con un pensamiento único es la negación de la razón de ser de la institución universitaria; estaríamos hablando de otra cosa que, desde la racionalidad del “Socialismo del Siglo XXI”, aspira imponer el ejecutivo nacional con la intervención de la universidad y su autonomía.
     Para Carrillo (2007), “una de las más preciadas promesas de la modernidad y se diría de la postmodernidad, es la consecución de hombres y mujeres en ejercicio pleno de su libre albedrío”. Tema por demás insistente en la actualidad como es el caso referido a la libertad de expresión, muy disminuida por la acción del estado en un intento por fracturar la relación entre libertad y comunicación que inexorablemente nos conduciría a la libertad de pensar. La existencia de un sujeto moderno, protagonista de su propia vida, es a su vez resultado y condición de una sociedad que genera mecanismos de conciencia del valor de la individualidad y también de la indispensable responsabilidad.
        Así pues, la llamada Modernidad o en su defecto Postmodernidad, es un fenómeno fundamentalmente político, cultural y social. La autonomía del sujeto ha de entenderse como la ausencia de tutelas o imposiciones. El sujeto en uso de la razón, se libera de todo autoritarismo, asumiéndose responsablemente como actor de su vida personal y agente de la vida social y comunitaria. La idea de lo moderno está ligada a lo nuevo y este advenimiento de lo nuevo frente a los esquemas tradicionales, coincide con “…el reconocimiento de la libertad entendida como el derecho individual de desarrollar las propias convicciones y de perseguir los propios intereses autónomamente definidos” Bovero (1993).
       La autonomía del sujeto es “La invocación a la libertad y la administración responsable de la propia vida. Postula la voluntad de un individuo de obrar y de ser reconocido como actor” Touraine, 1995, citado en Carrillo (2007). Lo anterior presenta un tipo de autonomía individual, ciertamente ésta no puede verse fuera del contexto de autonomía que en justicia se reclamaría en otros espacios, como por ejemplo la institución universitaria y lo que en ella se genera: Una ciencia autónoma, la moral y el arte en todas sus manifestaciones. Este es un principio básico del sujeto en el marco de la autonomía universitaria. No puede olvidarse que la misión fundamental de la universidad es la de formar ciudadanos, pero esto solamente se posibilita en la medida que los estudiantes sean dotados de autonomía de pensamiento. Lo que define el bien soberano, diría Kant es la unión de la virtud y la felicidad. El bien es la acción armonizada por la razón, capaz de considerar al hombre como fin y no un medio. Atrévete a saber, ten el coraje de utilizar tu propio entendimiento, argumenta Kant, los hombres no eligen la felicidad contra la razón o la razón contra la naturaleza, de lo que se trata  es de unir la razón y la voluntad, de defender la libertad citado por Carrillo (2007).
 Si las discusiones y debates en los proscenios mundiales están referidos al dispositivo educativo para desarrollar y fomentar en el sujeto la comprensión dialógica; es decir, la idea de que en un mismo espacio se puedan combinar lógicas que se complementan y que, al mismo tiempo,  puedan mantener “sus antagonismos”, como lo sugiere Morin citado en Ciurana (2006), sería irracional tratar de imponer un modelo educativo homogenizante y profundamente ideologizado en el cual se imposibilite la comprensión de una sociedad pluricultural que no se reduzca solamente a la suma de culturas y comunidades sino más bien a construcciones culturales en constante evolución y negociación, en la que la autonomía del sujeto sea fundamental y, por consiguiente también la de la institución educativa. Ciurana (2006),  lo explica muy bien, en su ensayo sobre complejidad y autonomía del sujeto, cuando afirma: …“las culturas ni se comunican ni se dejan de comunicar, las civilizaciones ni chocan ni dejan de chocar, quienes se comunican y dialogan son los sujetos con capacidades de mostrar sus construcciones de sentido en libertad”…
 Los sujetos con capacidad de reconocer en el otro la cualidad de sujeto y la libertad de construcción de sentido personal ponen en movimiento el principio de alteridad. Es preciso aclarar que el movimiento referido fluye en dos sentidos: el primero se direcciona al  interior del sujeto en su propio reconocimiento y el segundo es tan importante como el primero; pues está referido al reconocimiento del otro a su existencia, es decir, al habitus de reconocerse en el otro. Algunos grupos políticos en estados democráticos sostienen doctrinas tendientes a suprimir las libertades constitucionales, cuando tienen poder para ello; de nuevo encontramos aquí aquellos que rechazan la libertad intelectual, utilizando  y vulnerando la separación de poderes del estado para la consecución de fines  políticos y particulares.
Concentración de poder y autonomía universitaria
Ante las intimidaciones devenidas del poder central, que se focalizan en contra de la autonomía han surgido diversas y motivadas opiniones, las mismas han sido responsabilidad de rectores y exrectores de universidades venezolanas, tales como: Leonardo Atencio, exrector de La Universidad del Zulia (LUZ), quien aclaró que siempre han trabajado por el progreso del país y que, en cuanto a los proyectos del Ejecutivo, éstos deben discutirse y no imponerse. Acota oportunamente: «Rechazo que se pretenda plasmar en la ley el proyecto socialista cuando una normativa debe reflejar lineamientos generales del país y no de un sector» (El Universal, 16 de Julio de 2007). Así mismo, Benjamín Scharifker, Rector de la Universidad Simón Bolívar, declaró: “Creo que se confunde una ley con las políticas del momento. Se habla de la ética socialista y la suprema felicidad social, lo cual demuestra que se quiere que la universidad sea un medio para un proyecto ideológico”. La universidad es universal y la ideología es sectaria (El Universal, 16 de Julio de 2007). Al mismo tenor, la exrectora de la Universidad de Carabobo, en su discurso en el Simposio La Autonomía UniversitariaFrente a los desafíos de la Venezuela de Hoy (Universidad Central de Venezuela, 2007), expresó: “Entiendo la autonomía universitaria en varias dimensiones, sólo mencionaré cuatro: autonomía para tener libertad académica, autonomía para administrar y rendir cuentas, autonomía para elegir, darnos nuestro gobierno, organizar la vida institucional y autonomía para tener y cumplir nuestra responsabilidad social”. En el mismo sentido de las autoridades antecesoras, José Joaquín Rodríguez, Rector la Universidad Monte Ávila,  hizo referencia: “la amenaza del gobierno de imponer a los venezolanos desde un capitalismo a un socialismo, ambos de signo estatal, liderada por la voluntad de un caudillo y sostenida por los ingresos de la renta petrolera, que estaría utilizando una ‘metodología inédita”. En el desarrollo del simposio arriba mencionado el rector Rodríguez insistió en argumentar: “Ignorar despreciativamente la actividad y significación de la universidad existente, ahogar su desarrollo al limitar los recursos financieros de los que depende y crear un sistema paralelo de nuevas universidades afiliadas al proyecto revolucionario”.
 En plena coincidencia con las opiniones anteriores, el exrector de la Universidad Central de Venezuela, declaró en entrevista en El Universal de fecha 22 Julio de 2007: “Arderá Troya, advierte Antonio París, cuando se refiere a las intenciones por parte del Gobierno de intervenir la autonomía universitaria. Claro, lo dice en términos figurados para reiterar que el combustible de la lucha por salvar a las universidades del «pensamiento único» no es otro sino «la fuerza de la razón». Otros movimientos universitarios han expresado su preocupación en relación a la autonomía universitaria, es así como, el docente Amalio Belmonte, precisó: «Bajo el argumento del discurso de la equidad, de la justicia y de la exclusión hay una estrategia para anular el valor de la autonomía universitaria».  Señala que la exclusión y la injusticia social no son «en modo alguno débitos de la universidad ni de la autonomía». Además, señaló que apoyan los cambios en el marco del respeto y la discusión y no de la imposición de un solo modelo educativo (El Universal, 16 de Julio de 2007).
CONSIDERACIONES FINALES
  Venezuela atraviesa por un momento estelar en su historia republicana, en lo relativo a los debates que en torno a la universidad tradicional y su autonomía se están desarrollando en estos momentos, tanto en el interior como en el exterior de la institución universitaria; por una parte, se confrontan quienes, desde el Ejecutivo Nacional ofertan cambios significativos en la estructura del dispositivo educativo y, más específicamente en el subsistema de educación superior; utilizando desde esta perspectiva “racional” la argumentación que la universidad no responde a la visión de país en el marco de lo que se ha denominado de manera abstracta “Socialismo del Siglo XXI”, arguyendo como discurso legitimador la inclusión y democratización del aparato educativo y, por otro lado, la universidad autónoma y democrática que enfrenta con sus reservas morales la amenaza de su intervención. El estado venezolano y sus instituciones intentan instalar en la conciencia colectiva una nueva racionalidad que legitimaría  el discurso político del estado socialista, como estilo de vida en franca contradicción con los principios democráticos de libertad y aún más en franco desacato a la Constitución Nacional, en donde se inscribe el sujeto democracia. Esto último, sin duda alguna dividiría al país nacional en dos grandes sectores: uno identificado con el modelo socialista, y otro en el marco democrático, lo que haría casi imposible la coexistencia de los diferentes actores sociales en la consecución de los más altos intereses del estado.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Atencio, L. (2007). Universidad Tendrá Misión Socialista. En Diario “El Universal”. Página Nacional y Política. Caracas, Venezuela.
Bovero, M. (1993). Modernidad en Individuo, Historia. Barcelona: Tecnos.
Belmonte, A. (2007). Universidad Tendrá Misión SocialistaEn Diario “El Universal”. Página Nacional y Política. Caracas, Venezuela.
Carrillo, S. (2007). La Libertad de Pensar. Disponible en: http://hablasonialuz.wordpress.com/2007/06/13/la-libertad-de-pensar/
Ciurana, E. (2006). Complejidad y Autonomía del Sujeto.  Universidad de Valladolid, España. RevistaTrasversales, número 3.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1.999). 2ª Ed. Gaceta Oficial Nº 5.453 del 24 de Marzo, 2.000. Caracas, Venezuela: Ediciones Juan Garay.
Gil Otaiza, R. (2000). La Universidad Como Proyecto de Estado. Universidad de los Andes. Mérida, Venezuela. Talleres Gráficos Universitarios. ULA.
Lanz, R. (2007. Socialismo del Siglo XXI. Conferencia Dictada en el marco del Primer Curso Postdoctoral Sobre el Socialismo del Siglo XXI. En la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo.
Maldonado, M. L. (2007). Palabras de la Rectora de la Universidad de Carabobo. Simposio “La Autonomía Universitaria Frente a los Desafíos de la Venezuela de Hoy”, Universidad Central de Venezuela.13 de Marzo de 2007. Caracas, Venezuela. Disponible en:
París, A. (2007). No Podrán Lavarnos el Cerebro. En  Diario “El Universal”. Página Nacional y Política. Caracas, Venezuela.
Rodríguez, J. (2007). Palabras del Rector de la Universidad Monteávila. Simposio “La Autonomía UniversitariaFrente a los Desafíos de la Venezuela de Hoy”, Universidad Central de Venezuela.13 de Marzo de 2007. Caracas, Venezuela. Disponible en:
Scharifkert, B. (2007). Universidad Tendrá Misión Socialista. En Diario “El Universal”. Página Nacional y Política. Caracas, Venezuela.

VÍDEO – Cátedra en crisis: Entrevista a Carlos Villarino

Entrevista realizada a Carlos Villarino, profesor de la escuela de Comunicación Social UCV, acerca de la autonomía universitaria dentro del actual conflicto.

“La revista OJO me abre un espacio para hablar sobre cuál es la universidad por la que estoy luchando”.

Realizada, editada y publicada el 19 de julio de 2013 por la revista OJO.

La abolición de la universidad pública autónoma, por Humberto García Larralde

El presente conflicto universitario es distinto a los anteriores. Si bien presenta reclamos similares de parte de profesores, empleados y estudiantes –sueldos bajísimos, insuficiencia presupuestaria, dotación insuficiente de servicios, violación del régimen autonómico- se distingue por poner a descubierto de manera clara e irrefutable que el verdadero propósito de la contraparte oficial es la liquidación de la universidad autónoma. La bajísima remuneración de profesores, empleados y obreros, así como la ridícula asignación para becas estudiantiles, aglutinan la atención principal del conflicto en los actuales momentos, pero la ofensiva contra estas universidades no se para ahí.

Los universitarios exigíamos un 100% de incremento retroactivo al comienzo de 2013 como base para negociar ajustes futuros. En el caso de los profesores éstos deberían ser conforme a lo dispuesta en las Normas de Homologación vigentes. La oferta de aumento escalonado es, por tanto, una burla, pues para cuando termine de ejecutarse ya la inflación se habrá comido la mayor parte. Para mayor provocación, el ministro se niega a reunirse con la Federación de Asociaciones de Profesores universitarios de Venezuela (FAPUV), con más de 40.000 afiliados, para negociar una supuesta Convención Colectiva Única con una federación fantasma que no representa a nadie. Más aun, se intenta meter de contrabando en ese adefesio de contratación, normas que confiscan atribuciones de los Consejos Universitarios en materia de ingreso y ascenso de profesores y empleados, así como otras potestades administrativas que les consagra la Constitución y la Ley de Universidades, y para imponer el “socialismo” como norte de los procesos de transformación universitaria. La negativa a atender las justas aspiraciones salariales de los universitarios y la pretensión de controlar sus carreras buscan quebrarle el espinazo al recurso más preciado de estas instituciones, su talento, para acabar con su resistencia a los designios totalitarios del oficialismo, de una vez por todas.

Luego está la asfixia presupuestaria progresiva que, cual tragavenado, va privando a la institución de su aliento vital al negarle las partidas para reponer los cargos de los que se jubilan; los recursos para la compra de equipos e insumos y para mantener adecuadamente la infraestructura existente; la dotación de divisas para enviar becarios al extranjero, asistir a simposios y congresos académicos internacionales para estar al día con los avances del conocimiento; y las providencias para sostener satisfactoriamente los servicios de apoyo estudiantil. El Gobierno busca forzosamente convertir a las universidades autónomas en una especie de gran liceo que forme el personal técnico que requiere los planes oficiales, dedicados al cómo resolver lo que el gobierno decide, pero negándoles la potestad de indagar sobre el que y el por qué de ellolabor cardinal en la prosecución del saber. A pesar de que seguirían en pie los edificios, progresivamente deteriorados, y profesores mal pagados continuarían dictando clase, cada vez con mayor desgano, esto ya no podría llamarse Universidad.

En tercer lugar, se arremete contra las universidades con una batería de artificios jurídicos y leguleyos que socavan la autonomía universitaria y obligan a éstas a adoptar decisiones que desnaturalizan su propósito, para ponerlas a disposición de los dictados de la secta política actualmente en el poder. Es el caso de la primitiva y retrógrada Ley Orgánica de Educación, instrumento legal que en vez de plantear cómo enfrentar los desafíos de la sociedad del conocimiento, reivindica “saberes ancestrales” para enfrentarla. El artículo 34 de esta ley pretende que las universidades autónomas se hagan un hara-kiri y acuerden un reglamento electoral para que voten profesores, empleados, estudiantes y egresados con el mismo peso, una persona un voto. Con ello se desconoce el fin académico de este proceso electoral y la ponderación que en él deben tener profesores y estudiantes; pone en manos de los egresados, los que ya no hacen vida en la universidad, la decisión sobre quienes deben ocupar sus cargos de dirección. Con base en este exabrupto, el TSJ ha impedido la realización de las elecciones que, por ley, deben realizarse en cada universidad autónoma para reponer sus autoridades, alegando que éstas deben hacerse conforme a lo dispuesto en el mencionado artículo 34. Luego, con el mayor cinismo y desfachatez, acusan al equipo directivo de “querer perpetuarse en el cargo” (¡!)  Adicionalmente, están las medidas cautelares que suspenden la colocación de puertas para resguardar el recinto universitario de la UCV contra la acción de bandas delincuenciales dedicadas a destruir sus instalaciones y atemorizar a la comunidad, y que revierten procesos de sanción reglamentaria al más conspicuo de estos facinerosos, Kevin Ávila.

En cuarto lugar se ampara y se le da beligerancia a estas hordas fascistas para que, armadas y validas de bombas lacrimógenas, agredan a estudiantes y profesores, incendien vehículos y destruyan obras de arte y estructuras universitarias. Son 61 agresiones de este tipo denunciadas por las autoridades de la UCV ante el CICPC y la policía en los últimos 5 años, con apoyo de videos y testimonios de testigos, que siguen impunes. Estos fascii di combattimento promueven el terror para atemorizar y desmoralizar a los universitarios, y destruir su disposición y valentía de hacerle frente a la violencia sólo con las armas de la razón. El mundo al revés, pues. El propio Kevin Ávila fue transmutado de malandro en héroe por el mismísimo presidente Chávez, quien le alzó la mano en un acto público como “ejemplo de lucha revolucionaria” (¡!). Éste mismo delincuente, luego de agredir salvajemente a estudiantes y a un profesor de la Escuela de Estudios Políticos de la UCV el pasado miércoles 12 de junio, es recibido por sus partidarios en la Asamblea Nacional para denostar contra esta Casa de Estudios. ¡Y todavía quieren hacernos creer que los oficialistas no respaldan la violencia y las acciones vandálicas contra la institución!

Por si faltara algo en este arsenal de destrucción, se criminaliza a la protesta desde los más altos cargos del Gobierno. El ministro Rodríguez Torres, de Interior y Justicia, tuvo el tupé de acusar a los estudiantes de “acciones desestabilizadoras promovidas por la extrema derecha” (¡!), para convalidar la represión en su contra, como la de la Guardia Nacional en Lara. Peor aun, quien se ganó limpiamente el apodo de “Mentira Fresca” en las pasadas elecciones y que hoy ocupa ilegítimamente la Presidencia, ese mismo que se ufanaba de reuniones de trabajo con un presidente que estaba más allá que de acá y quien “le había estrechado vigorosamente la mano”, el mismo que se la pasa inventando conspiraciones en su contra sin presentar la más mínima prueba, este señor con credibilidad en el subsuelo tiene la desvergüenza de acusar a la Rectora de la UCV de mentir con relación a la insuficiencia presupuestaria (¡!). Haciendo gala de la técnicaGoebbeliana de repetir hasta el cansancio una falsedad hasta convertirla en “verdad”, invoca la manida falta de transparencia de la UCV en el manejo de sus recursos, siendo que es la institución más auditada por los poderes públicos que se haya conocido en Venezuela.

El oficialismo no acepta la existencia de instituciones que por su prestigio, servicios a la nación, conocimientos, ascendencia intelectual y ética bien ganada, y defensa inquebrantable de la pluralidad del pensamiento, constituyen el baluarte más eficaz contra sus pretensiones de imponer un régimen totalitario. El fascismo no tolera la conciencia crítica e independiente, pues anula sus propósitos por afianzar un pensamiento único que legitime, a través de la manipulación maniquea de símbolos caros a la nación, su perpetuación en el poder. Requiere blindarse con mitos que alienten pasiones ancestrales que activen el nosotros contra los enemigos –ellos-, los que piensan diferente y no aceptan que se les coarte su libertad. En dos platos, el fascismo se nutre de la ignorancia, del oscurantismo sectario, de visiones estrechas y distorsionadas de la realidad. De ahí que sean las universidades autónomas el mayor obstáculo para sus ansias de poder. De ahí la ridícula aseveración de que quienes buscan el saber en un ambiente de contrastación de ideas, donde se alienta a la pluralidad y se autogobierna democráticamente, representa la “extrema derecha” (¡!). De ahí la necesidad de injuriar a quienes ocupan posiciones de liderazgo en la institución, en primer lugar a la rectora García-Arocha, profesora íntegra y universitaria a carta cabal, como al equipo que la acompaña, y alentar la barbarie: ésta no puede imponerse sin rebajar la civilidad, la dignidad, el respeto, la decencia y la cultura de respeto en democracia.

Pero se equivocan. Los valores de la libertad, del progreso, del ejercicio creativo del pensamiento, del respeto por el Estado de Derecho, más temprano que tarde se impondrán a las fuerzas de la ignorancia, la arbitrariedad y el atraso. Ahí están los valerosos estudiantes, haciendo uso de una movilización creativa para defender su futuro y el del país, y arriesgando incluso su salud en huelgas de hambre para que el gobierno entienda lo que está en juego. Sabrá la universidad autónoma, en nombre de estos valores, hacer suya la fuerza de la dignidad y del coraje esgrimida por el rector Miguel de Unamuno en su respuesta a la barbarie militar del General falangista Millán Astray, quien irrumpió en el claustro de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936 en plena Guerra Civil española gritando “¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!:

Este es templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. (…) Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y el derecho en la lucha”.

La diferencia está en que, en la Venezuela actual, no vencerán.

Humberto García Larralde

Economista y Profesor de la UCV

U-U-UC ¿Ves?, por Reygar Bernal

Hoy, 20 de junio de 2013, se cumplen apenas dos semanas desde que los profesores de la Universidad Central de Venezuela decidimos en una segunda consulta organizada por la APUCV sumarnos al paro convocado por nuestro gremio oficial, la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela, FAPUV. Parece increíble que sólo hayan transcurrido dos semanas de paro con tantas cosas que han ocurrido en tan poco tiempo: decenas de movilizaciones y concentraciones masivas de estudiantes y profesores; decenas de clases magistrales en calles, plazas y bulevares de todo el país; decenas de asambleas generales, de profesores, de estudiantes y de empleados; creación de varios comités de conflicto para coordinar las actividades de protesta; visitas a varias embajadas; huelgas de hambre; apoyo a nuestros representantes gremiales ante los tribunales; conciertos, conferencias, conversatorios, charlas, recitales de poesía, teatro, volanteos, semaforazos, metrazos, pancartazos, trancazos, limpieza de vidrios, videos, documentos, trinos, correos electrónicos, una intervención plástica con libros, una marcha de 400 Kms por la dignidad universitaria y un muy largo etcétera.

Sin duda son muchas actividades que han implicado la movilización de toda la comunidad universitaria. ¿Y qué hemos logrado hasta ahora? Para comenzar, hemos hecho que el Ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria, Pedro Calzadilla, se quite el disfraz de Poncio Pilato que le hizo decir hace muchísimo tiempo (tres semanas) que a su parecer no existía ninguna crisis universitaria, y que si queríamos un aumento, debíamos ir al Ministerio de Trabajo. Hemos logrado que en su teatro del absurdo llamado “mesas de trabajo” pasen de discutir dádivas periféricas e insignificantes como juguetes navideños y útiles escolares para niños (¿qué tan “beneficiosos” pueden ser estos beneficios para un cuerpo docente conformado por un número importante de jubilados?) a hacer una oferta apresurada, engañosa y caza-bobos de aumento salarial, hecha por el mismo ministro que semanas antes nos había remitido al Ministerio del Trabajo. Nos hemos apropiado de las redes sociales con correos electrónicos, fotos, videos, artículos, comentarios, rimas y consignas alusivas al conflicto universitario. También hemos logrado, a punta de insistencia, presencia, originalidad y terquedad, que los medios de comunicación tradicionales —prensa, radio y televisión— privados y oficiales dediquen espacio y tiempo al conflicto universitario, aunque en muchos casos sea para descalificarlo y satanizarlo (ya lo decía Oscar Wilde, “sólo hay algo en el mundo que puede ser peor que estar en boca de los demás, y es el no estar en boca de nadie”).

Han sido dos semanas muy intensas y agotadoras, pero de ninguna manera deben ser vistas como el final de la lucha. Digo esto porque si bien es cierto que en estas dos semanas de radicalización del conflicto hemos sido capaces de demostrar lo que significa realmente el aparente oxímoron de “paro activo” con tantas manifestaciones creativas y pacíficas, también es cierto que comienza a hacerse demasiado evidente un desgaste creciente en la comunidad universitaria que debe seguir realizando dichas manifestaciones. Para muestra un botón: el lunes 10 de junio, primer lunes de paro, yo logré reunir a un buen número de estudiantes en mi clase de las 8:00 am, la cual dedicamos a discutir en inglés el panorama y las consecuencias del paro. Tan grata fue la experiencia que los convoqué nuevamente para el lunes siguiente, de manera que no se abandonaran las aulas de clase ni los espacios de debate entre profesores y alumnos. Después de dicha clase los profesores de la Escuela de Idiomas Modernos tuvimos una reunión general muy concurrida y emotiva, en la cual se creó el Comité de conflicto que coordinaría las actividades que surgieran en el seno de la comunidad eimista. Los estudiantes, por su parte, también realizaron una asamblea general ese mismo lunes, igualmente concurrida y llena del entusiasmo y la energía que caracteriza a nuestros estudiantes. Creo que no exagero al decir que el espíritu debe haber sido el mismo en el resto de las escuelas de la UCV. Ese primer lunes de paro indefinido prometía grandes cosas. ¿Qué pasó el lunes siguiente, 17 de junio? La misma clase de las 8:00 am, convocada para la Plaza Cubierta del Rectorado con el fin de participar en una intervención plástica que implicaba la donación e intercambio de libros, sólo contó con la asistencia de cuatro estudiantes. Podría pensarse que el ejemplo no representa necesariamente lo que está ocurriendo con la comunidad universitaria en general,  pero eso no calmaría la sensación de que, efectivamente, estamos ante un rápido y preocupante desgaste de la participación activa en la lucha.

Parte de la responsabilidad podría atribuirse a las posturas ambiguas de las autoridades universitarias a todo nivel. Desde el Consejo Universitario hasta las Direcciones de Escuela, las autoridades han insistido en decir que ellos respetan a los profesores que se suman al paro, pero que también deben respetar la decisión de los profesores que deciden dar clases. Esto es comprensible, sobre todo dentro del ambiente de pluralidad de ideas que caracteriza a las universidades autónomas. Nadie podría cuestionar una postura institucional como la descrita, siempre y cuando se insistiera en el hecho de que no se debía tomar asistencia ni realizar evaluaciones mientras persistiera el conflicto, ya que sería injusto raspar por inasistencia o dejar fuera de dichas evaluaciones a muchos estudiantes inscritos en los cursos que sí “verían clases”, pero que habían tomado la libre decisión de apoyar a los docentes en paro, defender la autonomía de su universidad y solicitar, entre otras cosas, presupuesto justo, dotaciones de insumos y reivindicaciones estudiantiles.

No obstante, cuando en el Consejo Universitario del 12 de junio se acordó de manera muy confusa “suspender las evaluaciones durante el conflicto, salvo en aquellas asignaturas y modalidades curriculares, donde existan las condiciones y el consenso necesario (entre profesores y estudiantes) para realizarlas, en beneficio de la ejecución académica”, sólo logró privilegiar a una de las partes que dice representar en detrimento de la otra. ¿Acaso no pensaron que esto era lo que necesitaban los profesores que seguían dando clases para terminar sus semestres y años académicos con “el consenso necesario” e irse de vacaciones como si no estuviera pasando nada, y todos vivieron felices para siempre? ¿Acaso no pensaron que los alumnos de los profesores que decidimos sumarnos al paro, al ver que con nosotros no podían lograr el dichoso “consenso necesario” nos tildarían de desconsiderados, egoístas, saboteadores, politiqueros y golpistas, permitiendo así que las acusaciones infundadas del gobierno hacia nosotros penetraran la unidad lograda entre los miembros de la comunidad universitaria que estamos participando en la lucha por las universidades que ellos dicen representar como máximas autoridades?

¿Acaso se han convertido nuestras autoridades en una suerte de caballo de Troya que desde dentro le hace el juego al gobierno, indolente ante la causa universitaria?

Como quiera que sea el asunto, el desgaste comienza a percibirse cada vez más en las actividades de calle, y ya debe faltar poco para que las fisuras comiencen a ceder y se rompa la costosa unidad que hemos logrado con los estudiantes (con los obreros y empleados la perdimos incluso antes de tenerla, simplemente por no comprender algo que siempre se decía en las asambleas: hay que establecer alianzas intergremiales antes de que intervenga el gobierno y nos divida). Ilustremos esto con otro buen ejemplo: Ayer miércoles, 19 de junio, llegaba a Caracas la marcha de los 400 Kms por la dignidad universitaria, que era una de las demostraciones más contundentes de la creatividad y el civismo que caracteriza a la comunidad universitaria venezolana.

Los profesores, estudiantes y empleados que partieron desde la UCLA en Barquisimeto y emprendieron una larga caminata para entregar varios comunicados en Caracas debían ser recibidos como héroes por el sacrificio que hacían en nombre de todas las universidades, las públicas y las privadas, las autónomas y las arrodilladas, no era sólo en nombre de la UCLA. Sin embargo, ¿cuál fue el triste recibimiento que se les dio? La violencia de los grupos de choque del gobierno y la desvalorización de su hazaña (pueden comprobarlo con sólo ver la primera página de El Nacional: mientras un gran titular ilustrado con la foto de un autobús en llamas dentro de la UCV anuncia que “20 encapuchados quemaron el Rectorado”, subordinado a este se encuentra una foto más pequeña de los universitarios bajando Tazón y un titular aún más pequeño que dice “Marcha de la dignidad caminó 400 kilómetros”). Y así, una minoría violenta y muy ruidosa logró imponerse sobre varias decenas de personas que marchaban y celebraban pacíficamente y con mucha alegría la hazaña de quienes caminaron durante diez días sin representar una amenaza para el gobierno ni para sus seguidores.

Es triste reconocerlo, pero el protagonismo del día de ayer no fue nuestro, sino de la minoría violenta, pues logró que hoy no se hablara tanto de quienes caminaron en paz, sino de quienes quemaron y dispararon en una guerra muy personal. Se habló de eso, y también de las tristes declaraciones del ministro del poder popular para relaciones interiores, justicia y “paz”, Rodríguez Torres, quien acusó a los estudiantes que marcharon en paz y sin capuchas de la violencia encapuchada que, sin duda, surgió del propio seno del gobierno, producto de su frustración ante tanta creatividad cívica y pacífica que es incapaz de lograr, por mucho amor que se esfuerce en profesar a través de su goebbeliana maquinaría de propaganda política.

¿Cómo reaccionaron los estudiantes que están luchando junto a nosotros por una universidad autónoma y de excelencia para asumir también un claro protagonismo el día de ayer? Trancaron la Francisco Fajardo esa misma tarde, sin miedo, en una clara demostración de poder que mantuvo a raya a las autoridades del orden público e incluso a los 20 violentos que, como buenos cobardes que son, después de haber tirado la piedra, escondieron la mano y se largaron, seguramente a celebrar su insignificante fechoría.

En lugar de sentirse amedrentados con la quema de dos autobuses propiedad de las diezmadas universidades autónomas y la destrucción de obras de arte de un patrimonio mundial de la humanidad, el día de hoy los estudiantes se congregaron en la Plaza Brión de Chacaito, hicieron teatro de calle y mantuvieron a raya a los grupos políticos que siempre desean capitalizar las causas ajenas a su favor (de cara a las próximas elecciones). Hoy nuevamente trancaron calles, mostraron pancartas, gritaron consignas, se mojaron bajo un prolongado aguacero, pero no se dispersaron, sino que por el contrario se desplazaron en metro hasta Parque Carabobo y, a pesar de la operación morrocoy aplicada por los trabajadores gobierneros del subterráneo, lograron reagruparse en la Avenida Universidad para nuevamente marchar juntos con energía y alegría hasta la sede del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y “Paz” en la Avenida Urdaneta, nuevamente trancando calles y amargándoles la tarde a un grupo de funcionarios públicos indiferentes que esperaban poder salir tranquilos a sus casas sin tener que lidiar con el problema universitario, que hasta el día de hoy se había ubicado muy lejos de sus cómodas y onerosas vidas, detrás de las murallas medievales de un campus que, esperaban, se hubiese quemado con sus autobuses desde adentro, como la Troya de Homero.

Ahora me permito hacerles la pregunta que me llevó a escribir estas líneas, ¿en qué momento la lucha universitaria dejó de ser de toda su comunidad, dejó de ser de los profesores y pasó a ser sólo de los estudiantes? Si bien es cierto que la convocatoria de hoy no fue algo planificado con antelación por los estudiantes, sino más bien el producto de su explosiva espontaneidad, también es cierto que estuvieron en Chacaito desde las diez de la mañana hasta mediodía, y que después estuvieron en la Avenida Urdaneta desde la 1:00 pm hasta avanzada la tarde. La numerosa congregación estudiantil incluía estudiantes de la Universidad Simón Bolívar, La UPEL y la UCV, de la cual quiero destacar la representación importante que tenía la Escuela de Idiomas Modernos. Aún así, sólo vi a seis profesores de la escuela (no puedo dar fe de la presencia de profesores de otras escuelas, facultades o universidades, disculpen). El problema de fondo no es ese, no queremos comenzar una cacería de brujas que sólo lograría debilitar aún más la unidad que debemos mantener ante la inminencia de un conflicto largo que se verá interrumpido por las vacaciones. El problema es ¿hasta qué punto podremos preservar el apoyo de los estudiantes a nuestra causa si nosotros somos incapaces de apoyarlos a ellos en las suyas?

Los estudiantes marcharon hoy porque fueron acusados injustamente de la violencia de ayer, llevada a cabo por un grupúsculo violento para sabotear una actividad cuyo protagonismo habría sido dado más a los profesores que a ellos. Marcharon hoy con éxito y sin violencia, la calle fue incuestionablemente de ellos prácticamente todo el día, y la gran mayoría de nosotros no estaba allí para apoyarlos.

¿Qué ocurriría si mañana, cuando los profesores estamos llamando a acompañar al tribunal a los representantes de la APUCV, no se presentaran los estudiantes? Sin duda, en un acto de estudiantes, poco se nota la ausencia de profesores, pero un acto de profesores sin estudiantes es como hablarle a los amigos invisibles de Úslar Pietri. No es tiempo de alimentar rencores que sólo conducirían a una mayor división y, en consecuencia, a la derrota en este juego de desgaste en el que hemos decidido entrar libremente. Estoy seguro de que muchos de nosotros estaríamos contentos con ese aumento pírrico decretado por el ministro para intentar quebrar nuestra lucha, incluso a sabiendas de que no llega a ninguna parte y significa el sacrificio de la universidad como la conocemos hasta ahora; estoy muy seguro de que muchos de nosotros preferiríamos estar dando clases y culminando nuestro año académico para irnos de vacaciones sin cosas pendientes; pero lamentablemente ya nos montamos en este barco y lo importante ahora es mantenerlo a flote o nos hundimos todos.

Mi invitación es a la reflexión: toda la comunidad universitaria comenzó unida en esto, así que debemos seguir unidos en esto. Han pasado tan sólo dos semanas desde que comenzó el paro, así que no deberíamos dejarnos vencer por el desgaste o la comodidad. Entiendo que muchos de nosotros podemos participar activamente en la lucha haciendo uso de otras estrategias, como las redes sociales, los medios de comunicación, las aulas de clase, etc. Todo eso está muy bien: no tenemos que participar en todas las actividades de todos los días, ahí sí que el desgaste acabaría con nosotros en una semana. Tan sólo les pido que reflexionen sobre la siguiente pregunta: ¿qué estoy haciendo yo para que este conflicto se solucione con éxito y lo más pronto posible, con mínimas consecuencias sobre la propia comunidad universitaria que decidió embarcarse en este paro por considerarlo el último recurso de presión ante un gobierno indolente y un ministro que, aunque historiador, desconoce por completo el rol histórico de las universidades venezolanas en la formación de la sociedad que tenemos hoy y, por ende, desconoce su propia condición de profesional al desconocer a la institución que lo formó?

Van apenas dos semanas de paro. Hemos estado muy activos en este tiempo y hemos logrado muchas cosas, pero ninguna de ellas corresponde aún al pliego de peticiones que haría que este paro terminara. El camino es largo y no tiene retorno.

Finalmente, aunque corra el riesgo de ser acusado de recibir financiamiento de la CIA o de la Embajada de Estados Unidos, cierro estas reflexiones con una famosa frase atribuida a Benjamín Franklin, pronunciada el día en que se firmaba la declaración de independencia estadounidense: “We must all hang together, or assuredly we shall all hang separately”.

Reygar Bernal

Profesor instructor tiempo completo

Escuela de Idiomas Modernos

Facultad de Humanidades y Educación

Universidad Central de Venezuela

De paseo por la UCV, por Juan Carlos Rosillo

           Poco entro al Facebook, pero hoy quiero llamar la atención sobre la situación de las universidades públicas en el país. Estudié en el Liceo Andrés Bello y luego en la UCV, y como he repetido un millón de veces: allí conviví con todo tipo de gente. En mis recuerdos hay conversaciones con izquierdistas, derechistas, personas brillantes y uno que otro estúpido. Observé gente que quería ayudar y otros que perseguían su beneficio personal. Aprendí la importancia de tolerar el pensamiento diverso si quería vivir sanamente. Comprobé que la amistad existe a pesar de los egoísmos. 

            Quienes me conocen saben que soy bastante tolerante (a decir verdad me paso) aunque ponga cara de pocos amigos, a veces solo para protegerme y porque me la vivo metido en mis pensamientos locos. 

            El punto es, independientemente de la postura política o visión del mundo de quienes lean esto, que el conflicto de las universidades públicas no es un asunto solamente de mejoras salariales. Se trata de un valor fundamental y desde el cual se puede transformar lo que sea necesario en su estructura: la autonomía. La Universidad no se puede atar a un proyecto político, por mejor intencionado que éste pueda ser, ni a las pretensiones del gobierno de turno, por más simpático o popular que sea.

            No soy autoridad, ni dirigente gremial. Jamás he lanzado una piedra (porque soy culilluísimo). Ni siquiera he concursado aunque tengo 4 años ya dando clases. Mi sueldo en la UCV da pena. Aún así trato de formar a mis alumnos con los valores en los que creo. He tenido estudiantes chavistas y de la oposición, creo que podrán criticar lo que quieran menos mi respeto por sus posturas y convicciones. 

            En fin, nadie medianamente racional me va a tachar de agente del imperio o de ñángara. Soy un tipo normal que asume el rol de docente como vivió la etapa de estudiante: con humildad y con ganas de seguir aprendiendo. 

            Ayer martes estuve caminando por la UCV, luego fui a la Biblioteca Central para leer un material del doctorado. Vi a los obreros limpiando los pasillos del Aula Magna, entré a la sala de Ciencias Sociales (creo que es la dos, nunca lo recuerdo) y miré desde el balcón nuestro cerro Ávila. 

            Lamenté muchísimo no poderles explicar a quienes hoy quieren destruir la autonomía, que la mejor barrera contra las pretensiones totalitarias, de cualquier bando, es la diversidad de ideas que conviven en la Universidad. 

            Tengo el presentimiento de que, como dice la canción de Soda Stereo «cuando pase el temblor», muchos de los verdugos vendrán a pedir que los universitarios garanticen sus derechos. Los gobiernos pasan, los odios también. Las instituciones quedan.

Juan Carlos Rosillo Viera

Profesor de la escuela de Comunicación Social 

Tres razones para reflexionar y exhortar sobre el cese de actividades en la Universidad Venezolana, por Gerardo Lugo

Primera: 
En la mañana de hoy domingo 9 de junio, robé una vez más algo del tiempo que le debo dedicar a mi familia para atender algo que forma parte hoy día de mi angustia cotidiana como profesor universitario. Un grupo de colegas, ocho para ser exacto, asumimos la tarea de repartir volantes en algunas las Facultades de la UCV, donde se habría de concentrar un importante número de personas debido a la presentación de la prueba diagnóstica en el área de Humanidades y Sociales, jóvenes que aspiran a ingresar a la “Ilustre Universidad de Caracas”, acompañados de familiares y amigos, que haciendo “picnics” y caminando los pasillos y jardines universitarios, aguardaban esperanzados por esos jóvenes sometidos a tal examen que le daría el boleto de entrada a una carrera en la Casa que Vence las Sombras. Al distribuir el volante diseñado para exponer la realidad económica actual de los profesores y cómo el gobierno es el responsable de tal situación, muchos recibían y daban apoyo contundente a nuestra gesta, otros criticaban, con respeto, la situación de suspensión de clases, alegando que los estudiantes no eran culpables de la crisis, pero que entendían nuestro justo reclamo. En general, ese público cautivo mostraba sensibilidad y comprensión por este lamentable episodio de la vida universitaria, y cifraban sus esperanzas para que todo se solucionara pronto y sus hijos pudiesen tener la Universidad abierta para su formación profesional.
 
En el fondo creo que como gremio pudimos aprovechar mucho más este momento de presencia de tanta gente que sin conocer mucho el mundo universitario busca incorporarse a él en medio de una crisis que amenaza con su cierre técnico, con su liquidación institucional o con el cese de su autonomía. Debimos intensificar no solo el volanteo, a más espacios y con mucho más colegas, sino crear espacios tipo aulas de calle, o areópagouniversitario, en la Tierra de Nadie, en los pasillos, en los demás jardines, hacer perifoneo en las entradas de la Universidad, desplegar pancartas… Exponiendo, sin alterar el ambiente necesario para la presentación de las pruebas, esta situación, intercambiando opiniones, ilustrando tan nefasta realidad. Todavía nos falta empuje y creatividad, indudablemente.
 
Segunda: 
Luego de un rato de recorrer la UCV y regresar a casa, compré la prensa y entre tantas noticias y artículos sobre la política, la economía y la situación universitaria, pude leer el artículo de nuestro Vicerrector Académico, el Dr. Nicolás Bianco, egregio profesor que ya podría estar recibiendo su segunda jubilación, de todo el tiempo que le ha dedicado a nuestra Alma Mater a través de la docencia, la investigación, la extensión y en labores de gestión tan importantes. El artículo titulado: La UCV: vanguardia académica del, Prof. Bianco parte de ese reconocimiento que hemos recibido como Universidad en las mediciones internacionales y desarrolla muy brevemente el por qué de esos logros de calidad y excelencia académica, aun en la crisis que nos acontece, en medio de la cual somos atacados por todos los flancos desde las huestes oficialistas, tanto los externos como los internos. El Vicerrector al cerrar su escrito formuló “una convocatoria fraterna a todos los universitarios y a sus familias a participar y resistir, que no quede un solo campus universitario solitario”. Posiblemente uno de los grandes temores, no solo de las autoridades rectorales sino de aquellos que en mucho o poco tiempo dentro de la UCV la sentimos parte de nuestra vida y queremos que nuestras futuras generaciones puedan disfrutar de sus espacios y de sus enseñanzas.
 
Tercera: 
Ya siendo media tarde, después de leer la prensa y compartir un suculento almuerzo de domingo en familia, me siento frente a mi computadora a revisar las redes sociales y algunas tareas pendientes, me encuentro en la Página de Facebook de mi Escuela un video donde un grupo de colegas, de diversas generaciones, Facultades y Escuelas exponen la situación que padecen ante esta crisis universitaria que se ha hecho crisis personal y de familia. Factor común que se consigue: dejos de desesperanza, humillación, desavenencias, mucha preocupación, denuncias, reclamos y exigencias. Por su puesto todas justas, legítimas, honrosas y hasta necesarias, en una situación donde el gobierno se niega a escuchar, sometiendo irresponsablemente a hombres y mujeres, que se han entregado a la formación de los profesionales del país, a padecer una situación lamentable, que raya en lo criminal y supone evidentemente una afrenta contra los derechos humanos más fundamentales.
 
Muchas cosas experimentadas y sentidas en un solo día; y así andamos, cada jornada, cada semana, como si se nos estuviese sometiendo a una suerte de prueba de resistencia cotidiana, y tenemos la fuerza para superarla cada día; pero quien es “odiador” de la Universidad nos somete a esto y busca vernos sucumbir más pronto que tarde, sea cercándonos presupuestariamente, sea cerrándonos los canales de acceso a la información y el conocimiento, sea sometiéndonos a sentir como nuestro recinto se despedaza ante nuestra mirada impotente, sea matándonos de hambre o persiguiéndonos jurídica y políticamente.
 
Ya como profesores universitarios hemos tomado una decisión: el cese de actividades académicas, en unión a prácticamente todas las Universidades autónomas del país, con todas sus implicaciones. Paso que no queríamos dar, que hemos evitado, que no deseábamos, criticado, cuestionado, atacado por diversos factores y grupos de interés, con argumentos razonables y comprensibles, algunos con fanatismo, con temores y con dudas. Comprensible, en una realidad plural, multifacética, variada como lo es la Universidad, y que bueno que sea así. Aun de esta manera el paso se ha dado y creo que de muy poco servirá actuar, personal o colectivamente, como esquiroles que contravengan este paso radical y nuestras demandas, que incluyen a todos, a los que están de acuerdo y a los que no, con el cese de actividades académicas.
 
Siendo así, es tiempo de exhortar, como nobel profesor, a la necesaria unidad de acciones, a la necesaria unidad en la defensa de la Universidad, no se pide unidad de ideas, de pensamientos, de estilos, se nos exigen unidad en la protección del más valioso bien común que tenemos: nuestro recinto y su autonomía. Y desde ella lograr nuestras reivindicaciones y la posibilidad de ofrecer un adecuado servicio a nuestros estudiantes y a la sociedad venezolana.
 
Pareciera, por la ineficiencia, ligada a soberbia, del gobierno, que este asunto será de largo aliento que atentará contra nuestras emociones y racionalidad, así que será necesario plantearnos responsabilidades y estrategias rotativas en nuestras Cátedras, Departamentos, Escuelas, Facultades, Institutos y demás dependencias, entre profesores, administrativos, obreros y estudiantes, en los Comité de Conflicto, para que todo el peso no caiga en unos pocos y el desgaste, que lo habrá, sea colectivo. Tenemos que cuidarnos entre nosotros, como colegas, compañeros de trabajo y coincidentes en una causa justa. Es evidente que esta situación puede llevarnos a situaciones límite como la incertidumbre, melancolía, desesperanza, al abandono y la renuncia, y eso hay que evitarlo a toda costa; si nos vamos dando apoyo, restando energías dedicadas a las críticas a quienes no se suman o no actúan como nosotros o a nuestro ritmo y hacemos lo poco o mucho que cada uno pueda ofrecer será un avance a la unión de voluntades. Sosegemos hacia dentro y radicalicemos hacia afuera. En este momento las críticas entre nosotros no son de ayuda, desgastan innecesariamente, demos aportes, hagamos sugerencias, pero sobre todo actuemos en consecuencia, aun sin estar de todo en acuerdo con lo que se va desarrollando. Ante lo que no nos gusta o no nos parece ofrezcamos nuevas ideas. Valoremos el minuto que cada uno pueda dar y dejemos que aquellos que no se unen a la protesta se vean descubiertos ellos solos ante su posiblemente errada posición, en el desarrollo de este complejo proceso, donde nadie tiene la verdad ni la última palabra.
 
No desmayemos y que la unión de voluntades y la protección de nuestra UCV sea la principal bandera en este momento aciago…
 
¡Viva la UCV!

 
Gerardo Luis Lugo Rengifo
Profesor Instructor de la Cátedra de Currículo, Escuela de Educación. FHE-UCV

Si eres profesor ucevista, puedes votar Sí al conflicto y rechazar el ICCU, por Iria Puyosa

Yo no me siento en una mesa donde me ofrezcan el soborno de un sueldo por debajo del costo de la canasta básica a cambio de mi complicidad y mi silencio mientras destruyen a las universidades públicas de Venezuela.

Quizás yo también tengo un precio, pero les juro que no es tan bajo.

Yo le debo mi formación básica, mi ética profesional y los recuerdos más bellos de mis 20 años a la UCV. Yo no traiciono. Yo peleo por mis valores. Yo me resteo con el conflicto universitario.

Las alternativas, hoy, son: 1) Escalar el conflicto universitario, apoyando a FAPUV en el cese de actividades académicas en las universidades nacionales; o 2) Tomarse la foto con el gobierno firmando la I CONVENCIÓN COLECTIVA ÚNICA (ICCU).

Aquí pueden leer el ICCU, que es como volver a leer la Ley de Educación Universitaria (LEU) que hicimos que Chávez devolviera en 2011:https://docs.google.com/file/d/0B5VjlDKUUR1NdlBvNVUzNjN5dkk/edit

Les adelanto algunos elementos:

CLÁUSULA 7 – TRABAJO VOLUNTARIO

 El empleador se obliga en brindar todo el apoyo necesario a las federaciones y sus sindicatos afiliados, para que éstas puedan organizar brigadas de trabajadores universitarios voluntarios que se incorporen al apoyo y participación en las diferentes misiones  sociales que lidera el Gobierno Bolivariano (…)

CLÁUSULA 88 – PROGRAMA DE EXTENSIÓN Y PRODUCCIÓN UNIVERSITARIA

  El empleador se compromete a destinar el ocho por ciento (8%) del presupuesto de gastos recurrentes de las instituciones de educación universitaria, para financiar las actividades de  extensión, trabajo comunitario y producción universitaria, de conformidad con lo previsto con el Plan Nacional Simón Bolívar 2013-2019. Este porcentaje deberá ser reflejado en las partidas específicas de los presupuestos de las instituciones de educación universitaria, de acuerdo a los proyectos respectivos y a lo contemplado en la Ley Orgánica de Régimen Presupuestario. La partida presupuestaria destinada al cumplimiento de esta cláusula no puede ser utilizada para otros fines, salvo justificación sustentada  y la aprobación del empleador.  Asimismo, el empleador se compromete en apoyar y a establecer lazos con  otros Ministerios, Instituciones del Estado, empresas de producción social y acuerdos internacionales para ejecutar actividades, programas y trabajos voluntarios que sean de beneficio institucional y que requiera el país.

CLÁUSULA 90 – INGRESO DEL PERSONAL DOCENTE, DE INVESTIGACIÓN Y EXTENSIÓN

  El empleador se obliga a dar cumplimiento a las normas reglamentarias relacionadas con el ingreso del personal docente ordinario por la vía de concursos públicos, de conformidad con el reglamento vigente.

(…)

PARÁGRAFO SEGUNDO: El empleador y la FENASINPRES conformarán una comisión nacional bipartita que realizará propuestas que permitan dar cumplimiento al ingreso de los docentes de las instituciones de educación universitaria en condiciones de igualdad y de justicia.

CLÁUSULA 96 – LA CÁTEDRA COMO UNIDAD ACADÉMICA

 El empleador conviene en reconocer que la libertad de cátedra debe ser ejercida por los miembros del Personal Docente, de Investigación y Extensión de las instituciones de educación universitaria con espíritu creador, vocación de servicio y sin más limitaciones que las legales y reglamentarias. En este sentido, conservarán completa independencia en la realización de los trabajos que  adelantan. No obstante, los programas de las asignaturas, las evaluaciones y los planes de Investigación, Extensión y Producción deberán ser sometidos a las orientaciones trazadas por los respectivos Departamentos Académicos y a las establecidas por los organismos de coordinación y

dirección de las instituciones de educación universitaria, en concordancia con el contenido de la Cláusula 6 de la presente Convención Colectiva Única.

CLÁUSULA 6 – DESARROLLO DE VALORES HUMANOS SOCIALISTAS

El empleador y las federaciones convienen en aunar esfuerzos para promover y sensibilizar a los trabajadores universitarios en la toma de conciencia y desarrollo de los valores humanos que constituyen el poder moral en estas instituciones  de educación universitaria. El empleador y las federaciones se comprometen a poner en práctica actividades de divulgación de los valores humanos universales e institucionales, de los principios de la justicia social, ética, superación, austeridad, probidad y excelencia, valores morales y ética socialista, en pro de la consolidación y desarrollo del proceso educativo en las instituciones de educación universitaria oficiales y en su praxis de trabajo diario, de acuerdo a lo enmarcado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019.

CLÁUSULA 157 – COMPROMISO REVOLUCIONARIO POR LA UNIÓN DE LOS TRABAJADORES UNIVERSITARIOS

  Las federaciones y los sindicatos no federados se comprometen a convocar, durante el primer semestre después de la firma  y depósito de la presente Convención Colectiva Única, al Gran Congreso de los Trabajadores Universitarios, cuyos objetivos sean, constituir la Federación Única Socialista que agrupe orgánicamente a los trabajadores universitarios, así como, desarrollar y aprobar los lineamientos que permitan la fusión de los sindicatos de base en Sindicatos Unitarios de Trabajadores Universitarios Socialistas, los cuales serán parte integrante de la Federación Única Socialista. El empleador se compromete a pagar los gastos logísticos de este magno evento.

*

En este proyecto, hay más cositas de la LEU, si hilamos fino, como la contraloría social sobre los programas académicos,  la presentación para ascenso académico de trabajos socio-comunitarios avalados por organizaciones de la comunidad y la creación de las brigadas internacionales de profesionales voluntarios.

En el marco de las discusiones, se espera que FENASINPRES (que no representa a los profesores universitarios que estamos asociados a FAPUV) acepte la eliminación de los escalafones académicos.

La eliminación de los Institutos de Previsión Social del Profesorado es el postre.

*Si eres profesor ucevista, mañana puedes votar Sí al conflicto y rechazar el ICCU.

Iria Puyosa, profesora Agregada en la UCV

Sigamos adelante con nuestra protesta, por el Prof. Gerardo Luis Lugo Rengifo

Para los colegas universitarios que con muy buenos argumentos se oponen a la posible  paralización de la universidad como medida de protesta por los reclamos que gremialmente se vienen haciendo con estrategias formales y creativas. Les escribe un docente Instructor, con menos de dos años de haber ganado concurso, con dos licenciaturas (mejor de ambas promociones), con un postgrado (mención honorífica) concluido, dos diplomados, haciendo trabajo de ascenso y Maestría por exigencias de mi Plan de Formación, a pesar de ser Medio Tiempo y ya tener postgrado y amplia experiencia en la docencia (unos 20 años), teniendo otro trabajo que me ayuda a financiar el poder ser docente UCV, y “rebuzcando” con otros trabajitos para poder cubrir los gastos de mi bebé de 3 meses. Nada extraño, porque estoy seguro que en la Universidad hay cientos de colegas que me superan en credenciales y están en peores condiciones de reconocimiento a su labor profesional. Si no nos decidimos por el Paro de las Actividades Docentes y Administrativas ¿Qué hacemos entonces ante nuestro justo reclamo? La respuesta hay que darla y ya, sino seguiremos sometiendo irresponsablemente a nuestras familias a una situación que nos impide sostenerlas adecuadamente. Difiero en aquella afirmación que hace algún colegas al indicar: “La Universidad Central de Venezuela es uno de los poquísimos ámbitos de nuestro país en los cuales el régimen no ha logrado intervenir de manera arbitraria…”

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Si la UCV no está intervenida de manera arbitraria ¿Por qué tenemos un Presupuesto reconducido por más de un lustro? ¿Qué otra organización aguanta con tal estoicismo esto? ¿Por qué no podemos dotar todas las unidades académicas, administrativas y de investigación en las que laboramos con los recursos, insumos o materiales necesarios para la enseñanza y producción de conocimientos? ¿Por qué no podemos detener el deterioro que viene sufriendo nuestro Campus en toda su infraestructura y equipamiento, aun siendo patrimonio cultural de la humanidad? ¿Por qué tenemos ya casi un año sin la posibilidad de elegir a nuestras autoridades legítimas? ¿Por qué los gremios universitarios estamos sin la posibilidad de ser escuchados por nuestro patrón para llegar a acuerdos de reivindicaciones sociales y salariales? ¿Por qué los profesores de las Universidades “autónomas” en 10 años solo hemos recibido dos aumentos unilaterales de sueldos, sin consultas? ¿Por que se obvian las Normas de Homologación que son ley de la República? ¿Porque tenemos que pagar nosotros nuestra seguriad social, mantener el IPP, SEMO, SAMHOI, CEAPUCV, Kinder Maracay, el EMI? ¿Porque nuestra Caja de Ahorros es la Caja Chica para financiarnos en lo cotidiano y no en lo extraordinario? ¿Porqué se decidió unilaterlamente pagar selectivamente a nuestros jubilados desde el MPPEU con los Bonos PetroOrinoco, obviando la intervención de cada Universidad? ¿Por qué hay una mesa de diálogo donde nuestros representantes legítimos han sido excluidos? ¿Por qué se intentó imponer una Ley de Universidades sin consultar a nuestro sector? ¿Por qué nos impusieron una Ley Orgánica de Educación? ¿Por qué el TSJ no responde a nuestras consultas jurídicas sobre la autonomía universitaria? ¿Porqué se intenta imponer un Contrato con categorías socialiastas e “igualarnos” a todos como “trabajadores universitarios”? ¿Por que se agrede costantemente con violencia física, verbal, persecución judicial a nuestras universidades y universitarios que no se arrodillan al régimen? Estimados colegas si esto no es “intervención arbitaria” a la universidad venezolana, pues ayúdenme a entender qué está haciendo el Estado-Patrón con este sector vital de la vida nacional con cada uno de estos hecos y otros que se me escapan ¿Qué otro elemento necesitamos para afirmar que ya dicha intervención la tenemos?, que desde hace rato en un hecho que queremos ignorar. La universidad tiene mucho rato secuestrada, convivimos con esa intervención y evitamos llamarla por su nombre, para no vernos desnudos y violados, haciéndole el favor al Estado-Patrón de seguir avanzando con actividades académicas en su esencia incompletas, sin cubrir adecuadamente lo que los programas de asignaturas y proyectos piden, y cuando se cubren se hace a costa de nuestro sacrificio, del de nuestros estudiantes, colegas y compañeros de trabajo, incluso a costa de nuestras familias, financiando con nuestro tiempo y dedicación lo que es deber y obligación del Estado-Patrón. Ante esto me pregunto, en virtud de quienes dicen que debemos llevar el pliego conflictivo a las instancias laborales, si optamos definitivamente por el Paro General de Actividades Académicas y Administrativas, ¿Debemos producir un pliego conflictivo para que otra instancia del Estado-Patrón (Ministerio PP del Trabajo) sea el mediador?. De seguir esa ruta graduaremos tres, cuatro, cinco y más generaciones de “profesionales” y el Gobierno seguirá en su camino arbitario y silencioso de intervención a nuestra Universidad y nosotros tal vez pensando en “estrategias creativas” para evitar llamar a las cosas por su nombre y moriremos de mengua…

Yo sugiero seguir adelante, paralizar, no realizar más evaluaciones, no avanzar con las actividades académicas, pedirle a las autoridades que decreten la paralización técnica por la insuficiencia presupuestaria, y si el Estado-Patrón, por medio de su gobierno odiador de las Universidad decide invadir definitivamente el recinto, que se ponga una vez más a prueba nuestro verdadero talante como universitarios, que históricamente hemos estado llamados a ser orientadores del quehacer nacional, iluminadores desde la verdad y la apuesta social, siempre en la acera de enfrente de los totalitarismos, de la corrupción y de la ineficiencia; los universitarios decidiremos si nos dejamos llevar por el síndrome de PDVSA en un contexto político totalmente diverso y con una paralización de orden laboral y no conspirativa, decidiremos si aceptamos y consentimos tal invasión o le dejamos el terreno abierto, nuestra Tierra de Nadie, nuestro Paraninfo, nuestra Plaza Rectorado, la Silla de Vargas, nuestras aulas, laboratorios, talleres, oficinas, canchas, plazas, animales, experimentos…, al gobierno para que nos arrebate definitivamente nuestro recinto, y que la sombras oscuras y fétidas de este régimen lo consuman. Que el gobierno, si lo desea y se siente en condiciones, asuma el costo político de esa acción radical en medio de una situación de ilegitimidad política, debilidad social y deblacle económica por la cual indiscutiblemente está atravesando. Yo apuesto a que vayamos adelante, que avancemos con nuestra protesta, la cual nadie duda es legítima, es justa, es necesaria; avancemos y llamemos, sumamos, a los demás gremios, federaciones laborales y sindicatos, a los docentes de los demás niveles educativos (oficiales y privados), a las Academias, a los Colegios Profesionales y demás entes de la sociedad civil, científica, humanista, social, para que juntos reclamemos la recuperación de la Educación Nacional que en los últimos años ha estado sometida al estancamiento por un Estado Docente que haciéndose llamar socialista ha fracasado, es tiempo de nuevas oportunidades no podemos retroceder, caminemos hacia una sociedad educada y educadora, justa, de progreso y libertad… Viva la U, viva la Universidad!!!! Que ningún temor infundado nos detenga…

Lic. Gerardo Luis Lugo Rengifo

– Profesor Instructor de la Cátedra de Currículo, Escuela de Educación. FHE-UCV

– @GerardoLuisLugo

La sombra que vence a la Casa, por Miguel Yilales

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No soy dado al culto a Bolívar, creo que esa entronización casi religiosa que de él se hace, nos ha hecho más daño que lo que nos ha beneficiado como colectivo, especialmente en estos últimos años, en los que la memoria del Libertador ha sido manipulada por una supuesta revolución que, de bolivariana, solo tiene el nombre.

Simón Bolívar, en una carta dirigida a su hermana María Antonia en 1825, señaló que un hombre sin estudios era un ser incompleto, con lo cual alertaba sobre los peligros que se cernían sobre una sociedad cuando los ciudadanos no recibían instrucción porque quedaban en lo que Parménides de Elea definía como la nada.

Pero él no se quedaba ahí, ya que en la misma misiva, lapidariamente decía que el ignorante siempre estaba próximo a revolverse en el fango de la corrupción, con lo cual se arrojaría a las sombras de la esclavitud.

Es por eso que en el canal de televisión de todos los venezolanos, hacía vida un presentador que se ufanaba de ser un bachiller marginal, por lo cual vivía en el estercolero lanzando sus detritos y vilipendiando a todo aquel que disintiera del pensamiento único, muy propio de quien nunca ha pasado por la universidad, ni siquiera conduciendo un autobús.

Muera la cultura, viva la ignorancia

En estos tiempos que transcurren se ha procurado llevar a Venezuela a navegar por el mar de la ignorancia, mediante la destrucción de la Academia y la exaltación de la barbarie.

Desde la academia platónica que instruía sobre las matemáticas, la dialéctica y las ciencias naturales a la universidad moderna vista como una sociedad científica, literaria y artística, ha corrido mucha agua bajo el puente.

Y pareciera que desde hace años el gobierno en Venezuela ha apostado por la destrucción de la comunidad de académicos que se agrupa en las universidades. Esa institución formadora de valores, principios y ciudadanía, es incómoda cuando se trata de crear un pensamiento unívoco.

La rebeldía a la opresión militar merecía un castigo y nada mejor que  optar por la intervención pero con pertrechos distintos a los empleados en la tristemente recordada “Operación Canguro”, ordenada por un académico que ejerció la presidencia de la República, quien con tanquetas, fusiles y bayonetas invadió la Universidad Central de Venezuela para, según él, evitar un mal mayor. Una mancha que nunca pudo borrar de su historial.

Diferente intervención ¿Iguales resultados?

La intervención planificada por este esperpento revolucionario del siglo XXI que nos gobierna se fundamentó en: la inacción, la asfixia y el estrangulamiento de las universidades, y fue ejecutada por los ministros del sector, que desgraciadamente son profesores universitarios.

Las universidades se plantearon resistir a los atropellos cuartelarios y el gobierno optó por doblegarlas.

Para construir el pensamiento único y acabar con el sentido crítico, al régimen le dio por masificar la educación, creando universidades como granos de arroz partido, sin pensum científicamente académico y de dudosa calidad.

Luego al no poder penetrar a la academia por la vía electoral escogió por aprobar una Ley que cambiase la correlación de fuerzas en el sector universitario para un supuesto voto igualitario, imponiendo una comunidad académica que viola la Constitución Nacional.

Como esa estrategia fue infructuosa, se plantearon no permitir la elecciones de las autoridades universitarias con la finalidad de que se deslegitimaran o se agotaran en el desempeño de sus funciones.

Año tras año, por la vía de la reconducción del presupuesto, restringió al máximo la investigación y por ende la esencia de la enseñanza superior y en paralelo se dedicó a minar la profesionalización del cuerpo docente, en primer lugar violentando las normas de homologación y en segundo lugar imponiendo aumentos salariales inconsultos y deficitarios.

Todo esto conllevó a las universidades a trazarse un conflicto intergremial que no solo ha buscado reivindicaciones laborales, sino demostrar firmeza ante las amenazas  intervencionistas y coraje ante el miedo, aunque al momento de tomar la decisión sobre si se debe o no radicalizar la protesta, claudica por aprensión al efecto PDVSA que tanto daño le hizo al país, como sí ya, de hecho, no está subyugada. Es distinto resistir como los judíos del Gueto de Varsovia, que resignarse como los de Auschwitz-Birkenau.

Creo que la universidad venezolana debe luchar por su dignidad, debe luchar por sus principios, debe luchar por sus valores, para poder formar seres completos, sino las tinieblas de la ignominia, la infamia, el deshonor y la vergüenza habrán sometido, como dice el himno de la UCV, a la Casa que vence la sombra.

Llueve… pero escampa

Miguel Yilales

Escuela de Comunicación Social

Blog personal Llueve… pero escampa: http://llueveperoescampa.blogspot.com/2013/05/la-sombra-que-vence-la-casa.html

El conflicto NO cesa, por el profesor Reygar Bernal

   El profesorado de la Universidad Central de Venezuela decidió votar mayoritariamente en contra del paro indefinido de universidades. El resultado me tranquiliza, pero no me alegra. Como uno de los que votó por el NO recibí con beneplácito la decisión, pero no considero de ninguna manera que pueda hablarse de triunfo. No puede verse como un triunfo cuando aun sigo ganando los mismos 2677 miserables bolos que devenga un instructor a tiempo completo. Los profesores que apoyaban el paro indefinido consideraban que si se imponía el NO se debilitaría la causa gremial de los universitarios y se reforzaría la indiferencia del gobierno hacia ella. ¿Qué tiene de bueno entonces que se haya impuesto el NO al paro indefinido?

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     Quizás peque de optimista, pero en lugar de ver un debilitamiento de la causa gremial en el rechazo al paro indefinido, yo veo una demostración contundente de los profesores de la UCV hacia la comunidad estudiantil, la sociedad venezolana y el gobierno nacional. Creo que después de la consulta de ayer no debe caber duda alguna sobre nuestro compromiso con la educación superior venezolana, sobre nuestra vocación de docentes, investigadores y académicos integrales, a pesar de las condiciones paupérrimas en las que tenemos que vivir por tener la peor remuneración dentro de la nómina del estado, por debajo incluso de cargos políticos y militares cuya contribución directa al desarrollo de nuestro país es menos noble o efectiva, incluso a veces inexistente.  El voto por el NO al paro indefinido habla de un profesorado que está comprometido, incluso por encima de sus propias reivindicaciones salariales, con la comunidad estudiantil y su obligación de dar clases y formar las nuevas generaciones de relevo que asumirán las riendas del país en un futuro a corto y mediano plazo, insisto, a pesar de nuestro misérrimo salario. De esta manera la consulta también le dijo algo muy claro a los estudiantes: estamos dispuestos a garantizar su derecho a la educación. Ahora que eso quedó claro con la votación de ayer, tenemos que preguntarle a la comunidad estudiantil: ¿están dispuestos ustedes a dejar de lado sus planes estrictamente personales —al menos por un momento— de culminar el año académico sin novedad, graduarse e irse de la universidad para ayudarnos de una buena vez a convencer al gobierno de que los universitarios merecemos mejores condiciones laborales y de vida, y de que asfixiar económicamente a la universidad,  a sus profesores, obreros y personal administrativo no es la manera más justa de garantizarles a ustedes la educación que desean y merecen? Después de nuestra demostración de compromiso con la institución y la continuidad en las clases, ¿es mucho pedirle a los estudiantes que nos apoyen y participen con nosotros en las acciones de calle que haya que seguir realizando hasta tanto no se sienten en la mesa de negociaciones TODOS los gremios universitarios, sin distinción, y el gobierno nacional? ¿Acaso es un abuso esperar un poco de solidaridad activa de los estudiantes hacia los profesores, que siguen sin ser escuchados por las autoridades ministeriales y aun así defienden la necesidad de continuar la lucha con las aulas abiertas?

     Es por ello que creo que la votación de ayer no debe ser vista de ninguna manera como un triunfo, pues seguimos estancados en la misma indiferencia del estado, de la sociedad venezolana y—hasta cierto punto—de los estudiantes hacia la causa universitaria en particular y la gremial en general. Esperemos que el gobierno, la sociedad venezolana y los estudiantes sean capaces de leer esta señal y decidan de una vez por todas sentarse a discutir nuestras reivindicaciones, el primero, y acompañarnos activamente en la difusión de nuestra causa y en la lucha por una menor calidad de vida, los últimos.

     No pedimos los sueldos de los militares ni de los políticos, a quienes el gobierno ha sabido mantener contentos con los sueldos más altos dentro de la nómina del estado. Solo pedimos que se honren los compromisos salariales y de homologación que el gobierno tiene con las universidades venezolanas, una de las instituciones que mejor contribuye con el desarrollo artístico, científico, humano y tecnológico del país, sin necesidad de aplicar abuso de poder o retórica vacía. Para el gobierno este debe ser un voto de confianza hacia un acercamiento sincero, sin condiciones intimidatorias ni discriminaciones ideológicas. Quedó claro en la consulta que el paro no tenía intenciones golpistas. El paro es, ha sido y seguirá siendo siempre un mecanismo de protesta válido entre los gremios para poder ejercer presión sobre un patrono indiferente hacia su causa. Que predominara el NO al paro entre el mismo profesorado que disponía de él como última opción de protesta demuestra que no somos golpistas, frase tan de moda en estos quince años de un gobierno que enamoró al pueblo venezolano hacia su causa—paradójicamente—por medio de un golpe de estado el 4 de febrero de 1992. No tenemos la más mínima intención de tumbar a este o a cualquier otro gobierno de turno, solo queremos que la comunidad estudiantil, la sociedad venezolana y otras instituciones del estado sepan bajo qué condiciones funciona la academia y que se sensibilicen con nuestra institución.

     Sería un error del gobierno pensar que los 1278 profesores que votamos por el NO estamos con el proceso, o votamos por el gobierno al decir NO. En oportunidades anteriores la universidad venezolana ha demostrado que no es fácil encasillarla en las posturas maniqueas que rigen la línea de pensamiento de este gobierno. Votar por el NO no significa SÍ al gobierno de turno. Significa que la universidad no ha dejado de ser un ejemplo en lo que respecta a ser el espacio más idóneo para debatir temas álgidos, un espacio donde puede haber diferentes formas de pensar en torno a una misma causa. Eso que no se ponga nunca en duda. El gobierno sabe muy bien que no se ha podido ganar la simpatía de la mayoría de la comunidad universitaria con dádivas, ni con las estrategias populistas y paternalistas tradicionales que le han funcionado en otros espacios de la sociedad venezolana (Mercales, conciertos, libros gratuitos, afiches de candidatos a la FCU abrazando al difunto, cargos públicos, actos violentos y de intimidación, etc.). Creo que el voto de ayer le debe hacer reflexionar sobre un cambio en su postura intransigente ante las universidades. Lo hizo con Polar y eso le ganó algo de tranquilidad a la comunidad en cuanto a las compras nerviosas y la escasez. Todo indica que lo mismo puede ocurrir si se sienta a negociar con las universidades. Si el gobierno de verdad quiere que retorne la paz al país, debe comenzar por incentivar a las instituciones para que funcionen con normalidad y satisfechas de que su trabajo se  vea recompensado con un salario digno que les permita mantener un estilo de vida que vaya acorde con su formación profesional y su contribución a la sociedad venezolana. Salarios dignos y altos estándares de vida tienen tranquilos a los militares y a los funcionarios del gobierno, les hace creer en el proyecto que tanto defienden. ¿Por qué el gobierno no ha probado esa política de “altos sueldos, familia feliz” con las universidades? Nada dice que no va a funcionar, siempre y cuando no venga acompañada de condiciones o claudicaciones que pongan en riesgo la esencia de la universidad como espacio donde conviven libremente las ideas más dispares ni el compromiso validado ayer con el voto del NO al paro.

     Solo deseamos salarios justos y condiciones académicas decentes para poder continuar con nuestras vidas y honrar nuestro compromiso con la comunidad y el país. Esto no se puede desvirtuar hacia acusaciones paranoicas de intenciones golpistas o desestabilizadoras. Con el voto de ayer quedó demostrado que dichas acusaciones por parte del gobierno no son más que un intento desesperado de desacreditar nuestra causa estrictamente académica, gremial y por la dignidad y calidad de vida del valor humano que hace que las universidades funcionen. A pesar del intento de sofocar a las universidades con presupuestos deficientes y salarios miserables, ayer con solo un monosílabo hablamos muy clara y profundamente los que decidimos optar por la docencia y la investigación y no por el gran capital de las multinacionales privadas o públicas, ni por la política maquiavélica o el confort sustentado en el abuso de poder del ejército.

     Esperemos que entienda eso el gobierno, la comunidad estudiantil y la sociedad venezolana en general. De otro modo la sombra del paro seguirá asomándose en el firmamento y no volverá la tranquilidad que tanto añoramos los académicos para concentrarnos en nuestro trabajo y nuestro compromiso. Sabemos que una tranquilidad similar es añorada por la comunidad estudiantil, la sociedad venezolana y el gobierno. Nosotros ya dijimos que nuestro compromiso de educar sigue abierto a pesar de las injustas limitaciones económicas que nos rodean. ¿Qué harán los otros actores al respecto? Corresponde a ellos mover sus piezas ahora. Entretanto, nosotros seguiremos de pie en la lucha ( ¡nunca rodilla en tierra!), con las aulas abiertas, el debate franco y el respeto a la disidencia dentro de las reglas de juego democráticas.

¡Viva la Universidad Central de Venezuela, la casa que vence las sombras, autónoma y disidente, ante este y cualquier otro gobierno que pretenda desacreditarla!

Reygar Bernal

Instructor tiempo completo (Salario Bs. 2677 mensual)

Escuela de Idiomas Modernos