De paseo por la UCV, por Juan Carlos Rosillo

           Poco entro al Facebook, pero hoy quiero llamar la atención sobre la situación de las universidades públicas en el país. Estudié en el Liceo Andrés Bello y luego en la UCV, y como he repetido un millón de veces: allí conviví con todo tipo de gente. En mis recuerdos hay conversaciones con izquierdistas, derechistas, personas brillantes y uno que otro estúpido. Observé gente que quería ayudar y otros que perseguían su beneficio personal. Aprendí la importancia de tolerar el pensamiento diverso si quería vivir sanamente. Comprobé que la amistad existe a pesar de los egoísmos. 

            Quienes me conocen saben que soy bastante tolerante (a decir verdad me paso) aunque ponga cara de pocos amigos, a veces solo para protegerme y porque me la vivo metido en mis pensamientos locos. 

            El punto es, independientemente de la postura política o visión del mundo de quienes lean esto, que el conflicto de las universidades públicas no es un asunto solamente de mejoras salariales. Se trata de un valor fundamental y desde el cual se puede transformar lo que sea necesario en su estructura: la autonomía. La Universidad no se puede atar a un proyecto político, por mejor intencionado que éste pueda ser, ni a las pretensiones del gobierno de turno, por más simpático o popular que sea.

            No soy autoridad, ni dirigente gremial. Jamás he lanzado una piedra (porque soy culilluísimo). Ni siquiera he concursado aunque tengo 4 años ya dando clases. Mi sueldo en la UCV da pena. Aún así trato de formar a mis alumnos con los valores en los que creo. He tenido estudiantes chavistas y de la oposición, creo que podrán criticar lo que quieran menos mi respeto por sus posturas y convicciones. 

            En fin, nadie medianamente racional me va a tachar de agente del imperio o de ñángara. Soy un tipo normal que asume el rol de docente como vivió la etapa de estudiante: con humildad y con ganas de seguir aprendiendo. 

            Ayer martes estuve caminando por la UCV, luego fui a la Biblioteca Central para leer un material del doctorado. Vi a los obreros limpiando los pasillos del Aula Magna, entré a la sala de Ciencias Sociales (creo que es la dos, nunca lo recuerdo) y miré desde el balcón nuestro cerro Ávila. 

            Lamenté muchísimo no poderles explicar a quienes hoy quieren destruir la autonomía, que la mejor barrera contra las pretensiones totalitarias, de cualquier bando, es la diversidad de ideas que conviven en la Universidad. 

            Tengo el presentimiento de que, como dice la canción de Soda Stereo «cuando pase el temblor», muchos de los verdugos vendrán a pedir que los universitarios garanticen sus derechos. Los gobiernos pasan, los odios también. Las instituciones quedan.

Juan Carlos Rosillo Viera

Profesor de la escuela de Comunicación Social 

ONE CHOT a los estudiantes universitarios

El cantante One Chot aporta un mensaje en vídeo para la Comunidad Universitaria y los invita a seguir en la lucha y defender la universidad:

Mensaje de ONE CHOT a los estudiantes universitarios

El cantante One Chot aporta un mensaje en vídeo para la Comunidad Universitaria y los invita a seguir en la lucha y defender la universidad:

http://www.youtube.com/watch?v=FGF2EIN6BjQ&feature=youtu.be&a

Audio telefónico en días de paro, por Loiris Castillo

Transcripción de audio telefónico en días de paro

  • ¿Aló? ¿Mihija, cuando piensas venir?
  • Voy seguro para el día del padre, mamá.
  • Pero ¿qué tanto haces allá si están de paro?

Así inicia una típica conversación telefónica con mi madre desde hace un mes para acá. Ella en Barquisimeto y yo en la Gran Ciudad. Paradójicamente antes solíamos hablar máximo 10 min, ahora una llamada se extiende mínimo 45 min ¿La causa? En estos días de paro tengo mucho más que contar.

Todas las actividades, experiencias y aprendizajes de este “semestre” no tienen nota para el kárdex académico pero sí un valor para el crecimiento personal y hasta profesional. Al menos de eso intento convencer a mi mamá para que no me reclame más.

Creo que lo que tanto hemos estudiado en las aulas ¡Por fin lo estamos llevando a la práctica! Cualquier salón de clases se puede convertir en un pequeño laboratorio de opinión pública, en una hora académica pueden surgir tantas ideas de protestas creativas como personas hayan, una asamblea estudiantil puede convertirse en un verdadero ejemplo de clase (por aquello de la bidireccionalidad de la comunicación profesor-alumno), el primer piso de la escuela luce como una perfecta fábrica de pancartas y  cualquier cubículo sirve de sala de redacción para enviar notas de prensa, crear agendas de acción, diseñar panfletos, manejar cuentas de redes sociales y convocar un sinfín de actividades.

Actividades que nos recuerdan que antes de ser estudiantes, profesores o trabajadores somos ucevistas y por excelencia, comunicadores. Ahora se percibe una unión más pronunciada entre quienes hacen vida en la Escuela de Comunicación Social y una muestra de ello se aprecia cada vez que atravesamos el Arco Tamanaco juntos como una comunidad que no distingue entre semestre, cátedra o escalafón, y se moviliza con el único fin de marchar, dar y asistir a una clase magistral, pararse frente a un semáforo o guindar una pancarta que reclame la dignidad de la universidad venezolana.

La universidad venezolana continúa sin recursos materiales pero considero que la calidad de su recurso humano va en aumento continuamente. El sentido de pertenencia ahora es mayor, tanto así que ya no importa asistir un fin de semana a la uni; cumplir horarios extra cátedra surge de forma voluntaria y llevarse tarea para la casa se hace con sacrificio pero con gusto.

“Ta bien, pues, te espero entonces… Sigan luchando, cuídense mucho y que Dios los proteja”, dice mi mami después de escuchar todo esto y antes de colgar el teléfono.

Loiris Castillo

Estudiante de la ECS-UCV

Secuestraron a Alma Máter, por Jorge Agobian

“¡Secuestraron a Alma Máter!”, grita alguien entre el bullicio y el despilfarro de energía: gritos y lamentos, groserías y decepciones. “Es verdad, la secuestraron”, confirma un amigo cercano que ha comido las tres papas a su lado durante cuatro años. Un señor, que ya cuadruplicó más de 10 años de vida, reconfirmó la noticia. “La suma que piden es gigante, inalcanzable”, dijo apenado. Como en todo secuestro, muchas manos pudieran estar involucradas en el acto. Se sospecha de varias, ocultas y enmarañadas. 

 

Ha pasado un día. El olor a grama recién cortada se siente pero se extraña al mismo tiempo. El tic tac del enorme reloj que acostumbraba lucir no se escucha. Es como si algo dijera a gritos que Alma Máter está muriendo, aunque ya llamaron los bandidos, los secuestradores. “¡¡Pero ¿quién la secuestró?!!, gritó una señora –pelo corto, cara larga- desesperada, negada a creer en la realidad.

 

Entre electrocardiógrafos y voces de gente enferma, se escuchó el latir de lo único que pudiese estar funcionándole a Alma Máter: el servicio hospitalario, esas ganas de ayudar a los enfermos aunque sus recursos son escasos.

 

47 mil 593 jóvenes la extrañan. Otros 8 mil 710 claman por verla de nuevo, pero no tienen cómo pagar el rescate. Más bien la desaparecida y ultrajada, les debe a ellos. La solución es el dinero, siempre será el dinero. A veces será el pago y el beneficio.

 

No todos brindan apoyo ¿Quiénes son los familiares? ¿A quién le duele su desaparición? Nadie llora pero todos lo lamentan. Se esperan llamadas, correos electrónicos, mensajes de texto, información en los medios…

 

─ Nada, nada que se comunican.

 

Se seguirá esperando con el temor de que se la lleven a donde solo hay sombras. Si eso llegara a pasar, ya nada sería igual: las sombras vencerían a la casa. Alma máter habría muerto.

 

De repente suena el teléfono. Inesperada llamada. Temblores de manos y sudor mortificado. “No vamos a negociar, Alma Máter está muy bien con nosotros”. Colgaron el teléfono. Alguien se secó una lágrima y dijo: “la lucha es luchando, Alma Máter está muy joven y no puede morir”. 

 Jorge L. Agobian

Estudiante de Comunicación Social

NO al paro indefinido, por Jannia Orta

No porque no apoye a los profesores en su lucha, no porque sea chavista, no porque voy a perder clases. Simplemente porque no me parece la solución correcta.
 
Vamos a analizar… ¿Cuantos profesores siguen dando clases aún con el paro? Más de lo que crees. El paro no lo acata todo el mundo entonces no es un paro realmente. Ademas, lo que estamos haciendo es dejando la universidad sola, porque para ser realistas, no todos los estudiantes tienen sentido de pertenencia con la UCV y preferirán irse a Margarita o quedarse en su casa descansando que ir a defenderla. Ya han intervenido la universidad, entonces ¿que les hace pensar que ahora no lo puedan intentar hacer?…. La UCV ha sido la casa de muchas personas, les ha cambiado la vida, creadora de los mejores profesionales de Venezuela y el mundo, entonces no es momento de abandonarla sino de ayudarla como ella y todos los que laboran dentro nos han ayudado.
 
La pancarta de un profesor hoy en la manifestación: «Yo educo a tus hijos, mientras los míos pasan hambre» NO PUEDE SER! La miseria que ganan los profesores no vale ni la octava parte de lo que hacen ellos por el país, formar profesionales para sacarlo adelante. 
 
Nos tenemos que hacer notar. Los estudiantes somos los que cambiamos el rumbo de nuestro país. Sí estas tranquilo porque a ti no te afecta esto porque tu universidad es privada, o tus profesores sí te darán clases, pues es momento de PREOCUPARSE.
 
Venezuela se nos esta destruyendo poco a poco en la cara y no estamos haciendo nada por cambiar la situación. Esto va más allá de aumento de los sueldos de los profesores o el aumento de la beca estudiantil, es LA CALIDAD de universidad que queremos y la CALIDAD de educación que necesitamos. Entonces APOYA LA LUCHA, INFÓRMATE DE LA SITUACIÓN UNIVERSITARIA Y MULTIPLICALA A TUS CONOCIDOS.
 
YA BASTA DE LOS ABUSOS. Me CANSE del conformismo y la comodidad de muchas personas que simplemente les resbala lo que esta pasando, sin darse cuenta de la seriedad de este problema.
 
A pesar de todo, estoy segura que saldremos de esta victoriosos, porque somos LA CASA QUE VENCE LAS SOMBRAS y NADIE podrá con un estudiante molesto y cansado de la situación que vivimos.
 
Soy Jannia Orta
Alumna del programa Samuel Robinson y estudiante de la Escuela de Psicología 

Tres razones para reflexionar y exhortar sobre el cese de actividades en la Universidad Venezolana, por Gerardo Lugo

Primera: 
En la mañana de hoy domingo 9 de junio, robé una vez más algo del tiempo que le debo dedicar a mi familia para atender algo que forma parte hoy día de mi angustia cotidiana como profesor universitario. Un grupo de colegas, ocho para ser exacto, asumimos la tarea de repartir volantes en algunas las Facultades de la UCV, donde se habría de concentrar un importante número de personas debido a la presentación de la prueba diagnóstica en el área de Humanidades y Sociales, jóvenes que aspiran a ingresar a la “Ilustre Universidad de Caracas”, acompañados de familiares y amigos, que haciendo “picnics” y caminando los pasillos y jardines universitarios, aguardaban esperanzados por esos jóvenes sometidos a tal examen que le daría el boleto de entrada a una carrera en la Casa que Vence las Sombras. Al distribuir el volante diseñado para exponer la realidad económica actual de los profesores y cómo el gobierno es el responsable de tal situación, muchos recibían y daban apoyo contundente a nuestra gesta, otros criticaban, con respeto, la situación de suspensión de clases, alegando que los estudiantes no eran culpables de la crisis, pero que entendían nuestro justo reclamo. En general, ese público cautivo mostraba sensibilidad y comprensión por este lamentable episodio de la vida universitaria, y cifraban sus esperanzas para que todo se solucionara pronto y sus hijos pudiesen tener la Universidad abierta para su formación profesional.
 
En el fondo creo que como gremio pudimos aprovechar mucho más este momento de presencia de tanta gente que sin conocer mucho el mundo universitario busca incorporarse a él en medio de una crisis que amenaza con su cierre técnico, con su liquidación institucional o con el cese de su autonomía. Debimos intensificar no solo el volanteo, a más espacios y con mucho más colegas, sino crear espacios tipo aulas de calle, o areópagouniversitario, en la Tierra de Nadie, en los pasillos, en los demás jardines, hacer perifoneo en las entradas de la Universidad, desplegar pancartas… Exponiendo, sin alterar el ambiente necesario para la presentación de las pruebas, esta situación, intercambiando opiniones, ilustrando tan nefasta realidad. Todavía nos falta empuje y creatividad, indudablemente.
 
Segunda: 
Luego de un rato de recorrer la UCV y regresar a casa, compré la prensa y entre tantas noticias y artículos sobre la política, la economía y la situación universitaria, pude leer el artículo de nuestro Vicerrector Académico, el Dr. Nicolás Bianco, egregio profesor que ya podría estar recibiendo su segunda jubilación, de todo el tiempo que le ha dedicado a nuestra Alma Mater a través de la docencia, la investigación, la extensión y en labores de gestión tan importantes. El artículo titulado: La UCV: vanguardia académica del, Prof. Bianco parte de ese reconocimiento que hemos recibido como Universidad en las mediciones internacionales y desarrolla muy brevemente el por qué de esos logros de calidad y excelencia académica, aun en la crisis que nos acontece, en medio de la cual somos atacados por todos los flancos desde las huestes oficialistas, tanto los externos como los internos. El Vicerrector al cerrar su escrito formuló “una convocatoria fraterna a todos los universitarios y a sus familias a participar y resistir, que no quede un solo campus universitario solitario”. Posiblemente uno de los grandes temores, no solo de las autoridades rectorales sino de aquellos que en mucho o poco tiempo dentro de la UCV la sentimos parte de nuestra vida y queremos que nuestras futuras generaciones puedan disfrutar de sus espacios y de sus enseñanzas.
 
Tercera: 
Ya siendo media tarde, después de leer la prensa y compartir un suculento almuerzo de domingo en familia, me siento frente a mi computadora a revisar las redes sociales y algunas tareas pendientes, me encuentro en la Página de Facebook de mi Escuela un video donde un grupo de colegas, de diversas generaciones, Facultades y Escuelas exponen la situación que padecen ante esta crisis universitaria que se ha hecho crisis personal y de familia. Factor común que se consigue: dejos de desesperanza, humillación, desavenencias, mucha preocupación, denuncias, reclamos y exigencias. Por su puesto todas justas, legítimas, honrosas y hasta necesarias, en una situación donde el gobierno se niega a escuchar, sometiendo irresponsablemente a hombres y mujeres, que se han entregado a la formación de los profesionales del país, a padecer una situación lamentable, que raya en lo criminal y supone evidentemente una afrenta contra los derechos humanos más fundamentales.
 
Muchas cosas experimentadas y sentidas en un solo día; y así andamos, cada jornada, cada semana, como si se nos estuviese sometiendo a una suerte de prueba de resistencia cotidiana, y tenemos la fuerza para superarla cada día; pero quien es “odiador” de la Universidad nos somete a esto y busca vernos sucumbir más pronto que tarde, sea cercándonos presupuestariamente, sea cerrándonos los canales de acceso a la información y el conocimiento, sea sometiéndonos a sentir como nuestro recinto se despedaza ante nuestra mirada impotente, sea matándonos de hambre o persiguiéndonos jurídica y políticamente.
 
Ya como profesores universitarios hemos tomado una decisión: el cese de actividades académicas, en unión a prácticamente todas las Universidades autónomas del país, con todas sus implicaciones. Paso que no queríamos dar, que hemos evitado, que no deseábamos, criticado, cuestionado, atacado por diversos factores y grupos de interés, con argumentos razonables y comprensibles, algunos con fanatismo, con temores y con dudas. Comprensible, en una realidad plural, multifacética, variada como lo es la Universidad, y que bueno que sea así. Aun de esta manera el paso se ha dado y creo que de muy poco servirá actuar, personal o colectivamente, como esquiroles que contravengan este paso radical y nuestras demandas, que incluyen a todos, a los que están de acuerdo y a los que no, con el cese de actividades académicas.
 
Siendo así, es tiempo de exhortar, como nobel profesor, a la necesaria unidad de acciones, a la necesaria unidad en la defensa de la Universidad, no se pide unidad de ideas, de pensamientos, de estilos, se nos exigen unidad en la protección del más valioso bien común que tenemos: nuestro recinto y su autonomía. Y desde ella lograr nuestras reivindicaciones y la posibilidad de ofrecer un adecuado servicio a nuestros estudiantes y a la sociedad venezolana.
 
Pareciera, por la ineficiencia, ligada a soberbia, del gobierno, que este asunto será de largo aliento que atentará contra nuestras emociones y racionalidad, así que será necesario plantearnos responsabilidades y estrategias rotativas en nuestras Cátedras, Departamentos, Escuelas, Facultades, Institutos y demás dependencias, entre profesores, administrativos, obreros y estudiantes, en los Comité de Conflicto, para que todo el peso no caiga en unos pocos y el desgaste, que lo habrá, sea colectivo. Tenemos que cuidarnos entre nosotros, como colegas, compañeros de trabajo y coincidentes en una causa justa. Es evidente que esta situación puede llevarnos a situaciones límite como la incertidumbre, melancolía, desesperanza, al abandono y la renuncia, y eso hay que evitarlo a toda costa; si nos vamos dando apoyo, restando energías dedicadas a las críticas a quienes no se suman o no actúan como nosotros o a nuestro ritmo y hacemos lo poco o mucho que cada uno pueda ofrecer será un avance a la unión de voluntades. Sosegemos hacia dentro y radicalicemos hacia afuera. En este momento las críticas entre nosotros no son de ayuda, desgastan innecesariamente, demos aportes, hagamos sugerencias, pero sobre todo actuemos en consecuencia, aun sin estar de todo en acuerdo con lo que se va desarrollando. Ante lo que no nos gusta o no nos parece ofrezcamos nuevas ideas. Valoremos el minuto que cada uno pueda dar y dejemos que aquellos que no se unen a la protesta se vean descubiertos ellos solos ante su posiblemente errada posición, en el desarrollo de este complejo proceso, donde nadie tiene la verdad ni la última palabra.
 
No desmayemos y que la unión de voluntades y la protección de nuestra UCV sea la principal bandera en este momento aciago…
 
¡Viva la UCV!

 
Gerardo Luis Lugo Rengifo
Profesor Instructor de la Cátedra de Currículo, Escuela de Educación. FHE-UCV

Estudiantes y profesores: juntos pero no revueltos, por Ricardo Briceño

Las protestas de los profesores se hicieron sentir a principios de abril, o al menos así lo recuerdo. Los estudiantes, preocupados por la continuidad de su semestre y en solidaridad con los docentes, decidieron apoyar la causa. A medida que el conflicto se alargaba, los jóvenes cobraban consciencia y aprovechaban la ocasión para hacer reclamos propios que habían callado hasta el momento. Hoy día, los dos grupos tienen exigencias distintas.

Hay quienes afirman, sobre todo del lado de los profesores, que la diferencia entre las demandas hace necesario que las luchas se hagan por separado. No obstante, el hecho de que las reivindicaciones sean disímiles no las hace mutuamente excluyentes, más bien, a mi parecer, estas son complementarias, ya que juntas encarnan una sola petición: la de condiciones que permitan a la universidad seguir funcionando, y ello es deseable para ambos grupos. Aunado con esto, debo decir que representa una ventaja para cada quien (excepto para el ministerio) que los miembros de la comunidad universitaria protesten unidos, porque así todos los reclamos tienen mayor contundencia.

Por otro lado, he oído de parte de estudiantes que la solidaridad con los profesores debería limitarse a una ligera palmadita en la espalda, puesto que en otros escenarios las peticiones de los jóvenes se han quedado sin el apoyo de los docentes. Sin embargo, desde donde yo lo veo, esto no es un tema de solidaridad sino de interés. Así es, a los estudiantes les interesa (o debería interesar) que los profesores reciban su aumento.

En primer lugar, porque creo que todos quieren ver clases con normalidad, y más paros hacen difícil ese objetivo. En segundo lugar, porque tengo la impresión de que a todos les gustaría tener más y mejores docentes para cada materia, lo cual no es posible cuando los concursos quedan desiertos porque nadie quiere dedicarse a enseñar en una universidad con un sueldo de miseria, y las contrataciones se hacen con un carácter de emergencia. También, importa recibir contenidos actualizados, en Comunicación Social son constantes las quejas sobre las materias de Audiovisuales porque pocas veces lo enseñado allí se corresponde con la realidad de los medios de comunicación, ¿pero qué productor bueno y contemporáneo va a querer dar clases en la UCV con esa paga? ¿Qué incentivo tienen los profesores para actualizar los contenidos que imparten?, ¿y qué medios? Ni ellos, ni la Universidad pueden dedicarse a esta tarea cuando están atrapados en la inmediatez solventando las carencias más elementales.  

Lo mismo aplica para los planes de estudio, varios son ya de vieja data y requieren de una reestructuración, ¿pero se puede pensar en un nuevo pénsum cuando la prioridad es sobrevivir con la quincena o buscar otra forma de ingreso? Para mí, este tipo de proyectos se llevan a cabo con docentes dedicados a la Universidad, y la situación es que, debido a la crisis, no son muchos. Esto último hace mella en la generación de relevo de los profesores, ya que son cada vez más los que renuncian en busca de mejores oportunidades de trabajo y menos los que desean hacer vida en la casa de estudio, lo cual, tiene como consecuencia una menor oferta de horarios y materias electivas y obligatorias que perjudica la calidad de la educación que reciben los estudiantes.

De esta manera propongo reflexionar sobre las bases de esta protesta. Los estudiantes deben ver el tema de los sueldos como asunto de interés y no de altruismo, mientras que los profesores deben dejar de considerar la multiplicidad de intereses como una barrera y admitir los beneficios de tener más voces que pueden difundir sus mensajes. A fin de cuentas las demandas de unos y otros se traducen en exigir las condiciones necesarias para hacer vida en la Casa de Estudio a la que pertenecen, por lo tanto, estudiantes y profesores pueden hacer sus respectivas exigencias y luchar juntos por la Universidad.

Ricardo Briceño 

Si eres profesor ucevista, puedes votar Sí al conflicto y rechazar el ICCU, por Iria Puyosa

Yo no me siento en una mesa donde me ofrezcan el soborno de un sueldo por debajo del costo de la canasta básica a cambio de mi complicidad y mi silencio mientras destruyen a las universidades públicas de Venezuela.

Quizás yo también tengo un precio, pero les juro que no es tan bajo.

Yo le debo mi formación básica, mi ética profesional y los recuerdos más bellos de mis 20 años a la UCV. Yo no traiciono. Yo peleo por mis valores. Yo me resteo con el conflicto universitario.

Las alternativas, hoy, son: 1) Escalar el conflicto universitario, apoyando a FAPUV en el cese de actividades académicas en las universidades nacionales; o 2) Tomarse la foto con el gobierno firmando la I CONVENCIÓN COLECTIVA ÚNICA (ICCU).

Aquí pueden leer el ICCU, que es como volver a leer la Ley de Educación Universitaria (LEU) que hicimos que Chávez devolviera en 2011:https://docs.google.com/file/d/0B5VjlDKUUR1NdlBvNVUzNjN5dkk/edit

Les adelanto algunos elementos:

CLÁUSULA 7 – TRABAJO VOLUNTARIO

 El empleador se obliga en brindar todo el apoyo necesario a las federaciones y sus sindicatos afiliados, para que éstas puedan organizar brigadas de trabajadores universitarios voluntarios que se incorporen al apoyo y participación en las diferentes misiones  sociales que lidera el Gobierno Bolivariano (…)

CLÁUSULA 88 – PROGRAMA DE EXTENSIÓN Y PRODUCCIÓN UNIVERSITARIA

  El empleador se compromete a destinar el ocho por ciento (8%) del presupuesto de gastos recurrentes de las instituciones de educación universitaria, para financiar las actividades de  extensión, trabajo comunitario y producción universitaria, de conformidad con lo previsto con el Plan Nacional Simón Bolívar 2013-2019. Este porcentaje deberá ser reflejado en las partidas específicas de los presupuestos de las instituciones de educación universitaria, de acuerdo a los proyectos respectivos y a lo contemplado en la Ley Orgánica de Régimen Presupuestario. La partida presupuestaria destinada al cumplimiento de esta cláusula no puede ser utilizada para otros fines, salvo justificación sustentada  y la aprobación del empleador.  Asimismo, el empleador se compromete en apoyar y a establecer lazos con  otros Ministerios, Instituciones del Estado, empresas de producción social y acuerdos internacionales para ejecutar actividades, programas y trabajos voluntarios que sean de beneficio institucional y que requiera el país.

CLÁUSULA 90 – INGRESO DEL PERSONAL DOCENTE, DE INVESTIGACIÓN Y EXTENSIÓN

  El empleador se obliga a dar cumplimiento a las normas reglamentarias relacionadas con el ingreso del personal docente ordinario por la vía de concursos públicos, de conformidad con el reglamento vigente.

(…)

PARÁGRAFO SEGUNDO: El empleador y la FENASINPRES conformarán una comisión nacional bipartita que realizará propuestas que permitan dar cumplimiento al ingreso de los docentes de las instituciones de educación universitaria en condiciones de igualdad y de justicia.

CLÁUSULA 96 – LA CÁTEDRA COMO UNIDAD ACADÉMICA

 El empleador conviene en reconocer que la libertad de cátedra debe ser ejercida por los miembros del Personal Docente, de Investigación y Extensión de las instituciones de educación universitaria con espíritu creador, vocación de servicio y sin más limitaciones que las legales y reglamentarias. En este sentido, conservarán completa independencia en la realización de los trabajos que  adelantan. No obstante, los programas de las asignaturas, las evaluaciones y los planes de Investigación, Extensión y Producción deberán ser sometidos a las orientaciones trazadas por los respectivos Departamentos Académicos y a las establecidas por los organismos de coordinación y

dirección de las instituciones de educación universitaria, en concordancia con el contenido de la Cláusula 6 de la presente Convención Colectiva Única.

CLÁUSULA 6 – DESARROLLO DE VALORES HUMANOS SOCIALISTAS

El empleador y las federaciones convienen en aunar esfuerzos para promover y sensibilizar a los trabajadores universitarios en la toma de conciencia y desarrollo de los valores humanos que constituyen el poder moral en estas instituciones  de educación universitaria. El empleador y las federaciones se comprometen a poner en práctica actividades de divulgación de los valores humanos universales e institucionales, de los principios de la justicia social, ética, superación, austeridad, probidad y excelencia, valores morales y ética socialista, en pro de la consolidación y desarrollo del proceso educativo en las instituciones de educación universitaria oficiales y en su praxis de trabajo diario, de acuerdo a lo enmarcado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019.

CLÁUSULA 157 – COMPROMISO REVOLUCIONARIO POR LA UNIÓN DE LOS TRABAJADORES UNIVERSITARIOS

  Las federaciones y los sindicatos no federados se comprometen a convocar, durante el primer semestre después de la firma  y depósito de la presente Convención Colectiva Única, al Gran Congreso de los Trabajadores Universitarios, cuyos objetivos sean, constituir la Federación Única Socialista que agrupe orgánicamente a los trabajadores universitarios, así como, desarrollar y aprobar los lineamientos que permitan la fusión de los sindicatos de base en Sindicatos Unitarios de Trabajadores Universitarios Socialistas, los cuales serán parte integrante de la Federación Única Socialista. El empleador se compromete a pagar los gastos logísticos de este magno evento.

*

En este proyecto, hay más cositas de la LEU, si hilamos fino, como la contraloría social sobre los programas académicos,  la presentación para ascenso académico de trabajos socio-comunitarios avalados por organizaciones de la comunidad y la creación de las brigadas internacionales de profesionales voluntarios.

En el marco de las discusiones, se espera que FENASINPRES (que no representa a los profesores universitarios que estamos asociados a FAPUV) acepte la eliminación de los escalafones académicos.

La eliminación de los Institutos de Previsión Social del Profesorado es el postre.

*Si eres profesor ucevista, mañana puedes votar Sí al conflicto y rechazar el ICCU.

Iria Puyosa, profesora Agregada en la UCV

Hija y nieta de profesores universitarios, por Andreina Rondón

Si, como lo dice el título, hija y nieta de profesores universitarios, una labor que siempre he visto tan respetable, honrada, valiosa, admirable y ahora ha sido reducida al adjetivo “pelabolas”, porque los profesores actualmente son eso, pelabolas, o al menos esa es la respuesta que he recibido las pocas veces que me he atrevido a decir en público que me habría gustado estudiar educación antes que psicología, pero la primera opción no era rentable, además, le habría ocasionado un infarto a mi papá.

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Me da tanta tristeza oír y comparar las historias que mis abuelos cuentan de su adultez, con las experiencias por las que pasan mis padres hoy día. Cuando mis abuelos se casaron y comenzaron a formar una familia, pudieron costear una casa y 2 carros sin mayores problemas, viajaban al exterior de vacaciones, sus 5 hijos estudiaron en colegios privados, no hubo mayores inconvenientes a la hora de celebrar la tradicional fiesta de “15 años” de sus 3 hijas, algunos estudiaron en universidades privadas, el dinero les rendía tanto que había 5 carros en esa casa, con solo dos ingresos mensuales, y de profesores universitarios. Cuando se jubilaron, además de que el pago no se hizo esperar demasiado, fue una cantidad suficiente como para remodelar la casa y hacerle un anexo, cuando llego el momento de que sus hijos se casaran no hubo problema en colaborar con todas esas bodas, y las bodas siempre han sido costosas. Pero ahora la situación es otra, no sólo porque la economía a nivel mundial está en una etapa difícil, con recesión, medidas de austeridad y crisis en varias naciones del mundo. Particularmente en nuestro país se presentan problemas de inflación, devaluación y especulación, lo que genera que cubrir todos los gastos sea más cuesta arriba, además de los ya nombrados inconvenientes que nos afectan a todos los venezolanos por igual, pero los profesores la tienen aún más difícil, ya que sus sueldos ni siquiera alcanzan para subsistir.

Mis padres no tienen hoy las mismas oportunidades que mis abuelos tuvieron ayer, con todo y que somos solo 2 hijas, en vez de 5, vivimos en un apartamento, que representa menos inversión y mantenimiento que una casa, y contamos con un solo vehículo. Deberíamos vivir mejor, o al menos tan bien como ellos hace 30 años, gracias a que tenemos muchos menos gastos, pero no, no es así, ahora mis papas tienen que rezar los días de cobro y ligar que les paguen, porque hay quincenas que no llegan, igual que la jubilación de mi papá que tampoco ha llegado. Mi querido padre se jubiló en el año 2001, después de 27 años de trabajo ininterrumpidos en la casa de estudios donde se formó, y aún no ha visto ni bolívares, ni bolívares fuertes de ese dinero, su dinero, el dinero que él se ganó con constancia, esfuerzo y dedicación. La jubilación de mi madre vendría en 4 años, y obviamente tenemos la incertidumbre de si la veremos algún día o no. Y sé que no somos la única familia en esa situación, porque lamentablemente he oído anécdotas como “mi papá se murió y sus prestaciones las cobro mi mamá”, lo que me hace pensar que es bastante probable que mi papá siga pasando sus “años dorados” sin descansar, ni ver la recompensa de todo su trabajo, y en algún momento yo cobre ese dinero y lo gaste en la boda de mis futuros hijos.

Y no es una situación sólo de dinero en efectivo, se trata también de los privilegios que gozaban los profesores antes y ahora prácticamente desconocen, como por ejemplo el seguro médico, del cual se han retirado muchísimos doctores quejándose de que “no paga”. Ahora, no sólo tienen que hacer magia para que el sueldo les cubra el mercado, sino que deben pagar las costosísimas consultas privadas en las clínicas -además de las escasas medicinas- ya que no cuentan con un seguro que los respalde.

La situación económica en mi familia está sumamente difícil, y no nos motiva en lo absoluto ver como cuando hacen llamados a paros, marchas, concentraciones, u otro tipo de actividades los estudiantes no vayan, a veces ni los mismos profesores van. También desanima oír comentarios como “Hay clase? Ya se acabaron los paros?”, como si no hubiera toda una problemática detrás de cada día de paro, “Pero los profesores tienen otros trabajos, que vivan de eso y que sigan trabajando aquí aunque no les paguen”, mi pregunta es “Cuando ustedes se gradúen piensan trabajar de gratis?”, sean sinceros con ustedes mismos. Tanta desidia nos está destruyendo. Puede que algunos profesores sean psicólogos, médicos, estadísticos, sociólogos, pero y los que sólo son profesores?, los que no saben hacer más nada porque sólo estudiaron para esto?, ellos como hacen?, y que me dicen de los jubilados?, los viejitos a los que no les alcanza la jubilación y la pensión para mantenerse y cubrirse sus gastos médicos?, no entienden que somos nosotros los jóvenes los que debemos hacer algo?

Por primera estoy viendo en los estudiantes y profesores un poco más de ímpetu, de información, de ganas de hacer las cosas, y aunque las palabras “Paro indefinido” no caen bien en los oídos de nadie yo personalmente apoyaba la medida porque me impresionó el simple hecho de que todas las universidades autónomas por fin estuvieran de acuerdo y coincidieran en algo. Al fin se veía unión. Pero lamentablemente más de mil profesores votaron que no estaban de acuerdo con pararse, preferían tomar otras medidas, cuáles? Es la pregunta que nos hacemos varios. Pero parece que ahora que el ministro se quitó la careta y dijo de frente y sin pelos en la lengua “No habrá aumento” la gente se está alborotando.

Si hay o no hay paro indefinido o alguna otra forma de protesta no depende de nosotros, pero les pido como estudiante que ama su universidad, y sobre todo como hija y nieta de profesores que sigamos en la lucha. No estamos pidiéndole limosnas a nadie, no estamos pidiendo algo que no sea nuestro, estamos exigiendo el salario digno con el que deberían contar profesores, obreros y administrativos, y el presupuesto que necesita una universidad tan extensa como la nuestra para llevar a cabo sus funciones plenamente, contar con un menú adecuado en el comedor, una beca suficiente, y bibliotecas y laboratorios de calidad. Todas nuestras carencias se verán reflejadas en nuestro futuro ejercicio profesional, si tenemos una educación mediocre, seremos profesionales mediocres. De nada nos sirve una “reprogramación” si se interrumpe constantemente nuestro proceso de aprendizaje, no estamos consolidando el conocimiento, y esto se ve reflejado en las constantes comentarios de los profesores sobre las bajas calificaciones que se han visto en lo que va de semestre. Yo soy de la cohorte del 2010, y desde que entre es cotidiano el llamado a paros, no quiero pasar 5 años en esa situación.  Por qué no tenemos la misma educación de calidad que tuvieron nuestros profesores al estudiar aquí?, es que acaso no es ése nuestro derecho? no es sólo nuestro presente el que nos estamos peleando ahorita, es también nuestro futuro y el futuro de la educación superior en nuestro país. No abandonemos la lucha.